Déjà vu electoral en Venezuela: reelección de Nicolás Maduro -o sea, para su tercer período presidencial-, cuando cumple once ininterrumpidos años en el cargo.
Si bien la esperanza del sector opositor -lo mismo dirigencial que popular- era que, esta vez, la voluntad de la mayoría de la gente sería respetada, pero no fue así.
El resultado fue el lógico/previsible, para una votación nuevamente llevada a cabo en el contexto de una dictadura, causante de la brutal crisis política y humanitaria que, estallada hace aproximadamente una década, ha obligado -hasta ahora- a alrededor de 10 millones de venezolanos -incluidos niños y mujeres- buscar en otros países, en el exilio, las oportunidades que el madurismo les arrebató.
Las cifras preliminares dadas a conocer alrededor de la medianoche hora venezolana, por el Consejo Nacional electoral (CNE), confirmaron la nueva burla a esa masiva esperanza: Maduro ganó la votación con 51.2 por ciento de los sufragios, frente al 44.2 reunido por su principal adversario, Edmundo González.
En declaraciones a periodistas al inicio de la jornada electoral, cuando emitió su voto, Maduro aseguró que respetaría el resultado, que acataría el anuncio oficial del Consejo Nacional electoral (CNE), e instó, a los demás participantes en la contienda presidencial, a hacer lo mismo -y a anunciar que lo harían-.
Seguro de que había ganado la votación -lo que era sabido desde el momento en que el CNE convocó a los electores-, sintetizó, en 45 segundos, la hipocresía.
“Yo soy Nicolás Maduro Moros, presidente pueblo, y reconozco -y reconoceré- al árbitro electoral, los boletines oficiales, y haré que se respeten”, dijo, sosteniendo, en la mano derecha, un ejemplar de la Constitución nacional.
De inmediato, aseguró: “palabra santa, la del árbitro electoral”.
“Y llamo, a los 10 candidatos presidenciales, a los 38 partidos políticos, a respetar, a hacer respetar, y a declarar, públicamente, que respetarán el boletín oficial del organismo encargado de organizar las elecciones, el poder electoral del país, el Consejo Nacional Electoral”.
También dijo que, en el caribeño país sudamericano, “hay una batalla entre el bien y el mal, los que odian y quieren venganza y los que amamos y queremos a Venezuela”.
“Hemos pasado todas las tempestades, y queremos avanzar en armonía, para que cada quien siga con su emprendimiento, y continuar con el trabajo para nuestra recuperación económica”, planteo´, a continuación.

Por su parte, el ministro de Defensa de Venezuela, general Vladimir Padrino, aseguró, e declaraciones que formuló horas antes de conocerse los números oficiales, que el sector militar haría respetar el resultado de la votación.
Revelando, inadvertidamente, que el triunfo de Maduro ya estaba armado, Padrino dijo que “podemos decir, antes, incluso, de conocer os resultados de la soberanía popular que van a ser transmitidos por el Consejo Nacional Electoral, antes de eso, podemos decir que ya el pueblo de Venezuela se ha levantado, con mucha fuerza y contundencia para rechazar y exigir el cese de las sanciones criminales”.
El jefe militar hizo, así, referencia a las sanciones que Estados Unidos ha aplicado a la dictadura.
Conocida la “palabra santa” del CNE, maduro se dirigió -obviamente, triunfalista-, a numerosos seguidores quienes se reunieron, frente al capitalino Palacio Miraflores -al sede del Poder Ejecutivo-, para escuchar a su líder.
“El fascismo, en Venezuela -la tierra de Bolívar y de Chávez-, no pasará, ni hoy ni nunca!”, exclamó.
El tirano aludió, así, al libertador venezolano Simón Bolívar (1783-1830) y al coronel Hugo Chávez (1954-2013) -quien desempeñó la presidencia venezolana en 1999-2013E, siendo, al fallecer, en el ejercicio del cargo, reemplazado por Maduro-.
Para justificar el atraso de horas que registró el anuncio del CNE, el reelegido dictador denunció un supuesto sabotaje opositor al sistema electrónico del consejo.
“Venezuela sufrió un ataque, en la noche, un ataque masivo”, aseveró, para agregar que “ya sabemos d qué país viene”, y aclaró, sin explicación alguna, que “no lo voy a decir”.
Se trató de “un ataque masivo al sistema de transmisión del CNE, porque los demonios no querían que se totalizara y se diera el boletín oficial, hoy”, según la narrativa oficial.
“Hackeo masivo, así lo denuncio”, agregó, autoritariamente.
“Sabemos de dónde lo hicieron”, reafirmó, para agregar que el supuesto hecho “queda en manos de la Fiscalía General de la República”.
Maduro habló después de que la oposición denunció irregularidades en la transmisión de resultados, así como la expulsión de sus representantes, de instalaciones de sufragio.
De acuerdo con lo denunciado por la representante opositora en el CNE, Delsa Solórzano, “estamos observando una importante cantidad de centros de votación”, mientras que, en otros, los maduristas “se están negando a transmitir el resultado del acta”.
La dirigente opositora María Corina Machado se dirigió, conocido el resultado oficial, a simpatizantes, para refutar el anuncio del CNE.
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“Ganamos, y todo el mundo lo sabe, ha sido abrumador”, expresó Machado, reemplazada, como candidata presidencial, por González, después de que el Tribunal Supremos de Justicia (TSJ) la declaró, el 26 de enero, “inhabilitada ara ejercer funciones públicas por un período de 15 años”.
“Hemos ganado en todos los sectores, estratos, y estados del país”, reafirmó, además de precisar que “fuimos monitoreando la participación, hora por hora”.
“Cuatro conteos rápidos, dieron el mismo resultado de las encuestas (de intención de votos): tenemos más del 40 por ciento de las acta, y Edmundo obtuvo 70 por ciento de los votos, y Maduro 30 por ciento”, señaló, a continuación.
Respecto a la masiva participación de votantes, en la jornada electoral, González planteó que “somos un pueblo en busca de su libertad”.
