El cínico discurso manipulador de Netanyahu: los victimarios son las víctimas

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El cinismo del gastado discurso manipulador de Benjamin Netanyahu quedó ratificado en el reciente mensaje que dirigió, en la Colina del Capitolio, en Washington, a senadores y representantes reunidos en sesión conjunta para escucharlo.

Siguiendo el soez liberto del sionismo guerrerista/imperialista, presentó a Israel como víctima de la organización políticomilitar palestina Hamas; al belicismo de la ultraderecha gobernante, como pacifismo; a las expresiones de oposición al genocidio que su régimen perpetra hace más de nueve meses en la palestina Franja de Gaza, como antisemitismo.

De acuerdo con versiones periodísticas, del total de 260 parlamentarios demócratas -47 senadores, 213 representantes-, unos 128 -casi la mitad- se abstuvieron de asistir a la sesión legislativa llevada a cabo el 24 de julio, en la sala de sesiones de la Cámara de Representantes.

Notoria fue la ausencia -oficialmente, por compromisos de campaña electoral- de la demócrata Kamala Harris -quien, como vicepresidenta del país, es, simultáneamente, presidenta del Senado-, mientras que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson.

Pero tampoco llegó la presidenta interina de la cámara alta, la también demócrata Patty Murray, lo que diferentes medios de comunicación atribuyeron a “razones ideológicas”.

También ausente de la sesión legislativa conjunta, la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, anunció, un día antes, en la red social X, que “40k palestinos están muertos. Los rehenes no están en su hogar. Netanyahu es un criminal de guerra. Estaré boicoteando su discurso”.

Por su parte, el independiente y ex demócrata senador Bernie Sanders, fue severamente crítico de la presencia del primer ministro israelí en la sede legislativa, plantear que “Netanyahu tendría que no ser bienvenido en Congreso de Estados Unidos”.

“Sus políticas en Gaza y Cisjordania, y su negativa a apoyar una solución de dos Estados tendrían que ser plenamente condenadas”, aseguró.

Sanders hizo, así, alusión a las dos áreas -la Franja de Gaza y Cisjordania- que, físicamente, constituyen -separadas por territorio israelí-, el Estado de Palestina -que Israel se niega a reconocer-.

Gaza -donde el régimen de Netanyahu perpetra, hace más de nueve meses, genocidio- cubre 365 kilómetros cuadrados -con población algo superior a 2.1 millones, desplazada, en un noventa por ciento, por la presente guerra-, mientras Cisjordania se extiende sobre 5,640 kilómetros cuadrados -con aproximadamente 3.2 millones de habitantes-.

Bordeada en el oeste por el Mar Mediterráneo, en el norte y el este por Israel, y en el sur por Egipto, la franja -gobernada, desde 2007, por la organización políticomilitar Hamas- es una de la zonas más densamente pobladas, a nivel mundial, a lo que se suma el hecho de que, a causa del inmisericorde bloqueo impuesto, ese año, por Israel, la aislada franja presenta algunos de los más críticos índices socioeconómicos.

Cisjordania -gobernada por la Autoridad Nacional Palestina, rival de Hamas- limita al norte, al oeste, y al sur con Israel, mientras que al este -bordeada por el Río Jordán y el Mar Muerto- es fronteriza con Jordania.

Ambas extensiones territoriales están bajo ocupación por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (Israel Defense Forces, IDF) -Gaza, en el marco de la presente invasión, completamente, y Cisjordania, hace décadas, en más de 90 por ciento-.

Pero las presencias demócratas en la sesión no necesariamente implicaron apoyo a Netanyahu ni a su política genocida.

Entre los oficialistas presentes en la sesión, la congresista Rashida Tlaib -la única estadounidense de ascendencia palestina quien integra el Congreso-, sostuvo, durante buena parte de la alocución, una pequeña pancarta con la inscripción -en letras blancas sobre fondo negro-, en un lado, “criminal de guerra” (“war criminal”), y, en el otro, “culpable de genocidio” (“guilty of genocide”) -la que sostuvo, también mientras estuvo sentada-.

La tensión política fue asimismo evidente en los alrededores de la sede legislativa, ya que, de acuerdo con versiones periodísticas, miles de manifestantes antigenocidio protestaron contra la presencia de Netanyahu en Estados Unidos.

La manifestación fue reprimida policialmente, lo que, de acuerdo con versiones periodísticas, incluyó el uso de gas irritante, además de que resultó en detenciones.

Como parte de la intolerancia y el odio evidentes en su discurso, Netanyahu se permitió decir que los participantes en la protesta son “idiotas útiles” al servicio de la brutal teocracia iraní -radical enemiga de Israel-.

El discurso del guerrista visitante tuvo más contenido mediático que conceptual, ya que hizo larga y elogiosa mención de que, entre el público, estaban presentes familiares de rehenes aún en poder del movimiento políticomilitar palestino Harakat al-Muqawama al-Islamiya (Hamas) -en transliteración del árabe: Movimiento de Resistencia Islámica-, lo mismo que una cautiva liberada y sus padres, así como por lo menos un combatiente israelí en la guerra de exterminio en Gaza.

Netanyahu también mantuvo un equilibrio estratégico al elogiar lo mismo al presidente Joe Biden que al ex presidente (2017-2021) Trump, aunque el factor ideológico/misógino se manifestó en el hecho de que no mencionó a la vicepresidenta y actual candidata presidencial demócrata, Harris -quien ha sido crítica de la genocida operación militar israelí en Gaza-.

El guerrerista primer ministro -un habitual tergiversador de la realidad-, aseguró que “nos reunimos hoy, aquí, en una encrucijada de la historia: el eje de terror de Irán enfrenta a Estados Unidos, a Israel, y a nuestros amigos árabes”.

“Esto no es un choque de civilizaciones: es un choque entre barbarie y civilización, es un choque entre quienes glorifican la muerte y quienes santifican la vida”, planteó, a continuación.

“Para que triunfen las fuerzas de la civilización, Estados Unidos e Israel deben estar unidos, porque cuando estamos unidos, ocurre algo muy sencillo: nosotros ganamos, ellos pierden”, agregó, manipuladoramente.

“Y, mis amigos, vine para asegurarles, hoy, una cosa: nosotros vamos a ganar”, dijo Netanyahu.

Todo eso, para, vergonzosamente, asegurarse la continuidad del cómplice apoyo militar y financiero estadounidense -que, por fugaces momentos, en el arco del genocidio en Gaza, el actual gobierno estadounidense frenó-.

Al presentar la negacionista versión oficial israelí de la criminal bestialidad que las exterminadoras IDF están imponiendo a la población civil en la palestina Franja de Gaza,
-masacrando fundamentalmente niños y mujeres, miles de ellas embarazadas-, Netanyahu se permitió aseverar que, “por más de nueve meses, los soldados de Israel han mostrado infinita valentía”.

Aunque inaceptable, la aseveración no resulta sorprendente, ya que quien la formuló es un seren (capitán) de la Sayeret Matkal (Unidad de Reconocimiento de Estado Mayor) -grupo élite de las IDF, especializado en inteligencia militar, contraterrorismo, y rescate de rehenes-.

El primer ministro -quien enfrenta, en Israel, cargos penales por actos de corrupción- dijo, a continuación, que “derrotar a nuestros brutales enemigos requiere lo mismo valentía que claridad”.

“La claridad empieza por conocer la diferencia entre el bien y el mal”, siguió afirmando, para expresar que, “sin embargo, increíblemente, muchos manifestantes antisrael, muchos, eligen apoyar el mal: apoyan a Hamas, apoyan a violadores y asesinos”.

“Estos manifestantes los apoyan, tendrían que estar avergonzados”, reafirmó.

“Se niegan a hacer la sencilla distinción entre aquellos quienes disparan contra terroristas y aquellos quienes dispara contra civiles, entre el democrático Estado de Israel y los matones terroristas de Hamas”, siguió aseverando.

“Recientemente supimos, por el Director de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que Irán está financiando y promoviendo protestas antisrael en Estados Unidos”, agregó, además de decir que “quieren alterar a Estaos Unidos, entonces, estos manifestantes quemaron banderas estadounidenses hasta en el 4 de julio”.

Netanyahu aludió, así, al general de Fuerza Aérea Timothy Haugh, director de la Agencia de Seguridad Nacional (National Security Agency, NSA) y del Servicio Central de Seguridad (CSS), y al día de la independencia estadounidense.

“Por lo que sabemos, Irán está financiando las protestas que, contra Israel, están ocurriendo ahora, afuera de este edificio -no son muchos, pero ahí están, y por toda la ciudad-”, dijo.

“Bueno, tengo un mensaje, para los manifestantes: cuando los tiranos de Teherán, quienes cuelgan a gays desde grúas, y asesinan a mujeres por no cubrirse el cabello, los elogian y los financian a ustedes, ustedes se han convertido, oficialmente, en idiotas útiles de Irán”, dijo, insultando a quienes se oponen, en protestas públicas, a la guerra genocida israelí en Gaza.

Y agregó menospreciante vulgaridad homofóbica, a esa ofensa, al afirmar que “es sorprendente, absolutamente sorprendente: algunos de estos manifestantes sostienen pancartas proclamando ‘los gays a favor de Gaza’ (‘Gays for Gaza’). Es como sostener pancartas diciendo ‘las gallinas a favor de KFC’ (‘Chickens for KFC’)”.

También recurrió al gastado/simplista/manipulador argumento que etiqueta como antisemita, cualquier crítica al extremismo guerrerista/expansionista israelí.

“El antisemitismo es el odio más antiguo del mundo”, empezó.

“Por siglos, la masacre de judíos siempre fue precedida por disparatadas acusaciones”, siguió desarrollando el hipócrita lugar común utilizado para justificar actos injustificables del sionismo belicista.

“Fuimos acusados de todo, desde envenenar pozos de agua hasta propagar plagas, hasta usar la sangre de niños masacrados para elaborar matzos (pan judío) para la Pascua judía”, continuó, para plantear que “estas absurdas mentiras antisemitas condujeron a persecución, asesinato masivo, y, en definitiva, al peor genocidio: el Holocausto (asesinato masivo de judíos, en 1941-1945, en Alemania nazi)”.

“Ahora, así como mentiras maliciosas fueron lanzadas, por siglos, contra el pueblo judío, mentiras maliciosas son, ahora, lanzadas contra el estado judío”, agregó, a continuación.

“Las disparatadas difamaciones que pintan a Israel como racista y genocida apuntan a deslegitimar a Israel, a satanizar al Estado judío, y a satanizar a los judíos en todos lados”, aseveró, para llegar a la hipócrita conclusión de que “no es de extrañar, no es de extrañar que hemos visto un terrible auge del antisemitismo en Estados Unidos y en todo el mundo”.

Y, actuando como el dueño de la verdad que cree ser, Netanyahu recomendó, a sus seguidores en el parlamento estadounidense: “cuando y donde veamos el flagelo del antisemitismo, debemos, inequívocamente, condenarlo, y, decididamente, combatirlo, sin excepción”.

También difamó a los magistrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), quienes han llamado al régimen israelí a abstenerse de cometer genocidio en Gaza, y emitido una orden internacional de captura contra el gobernante genocida.

“Y no se engañen cuando las difamaciones sobre sangre, contra el estado judío, vienen de gente que usa elegantes togas de seda y habla en tonos arrogantes sobre ley y justicia”, se permitió decir.

A continuación, y tratando de deslegitimar las advertencia de la CIJ, lanzó la criminalmente manipuladora narrativa según la cual el régimen israelí permite el abastecimiento de insumos básicos para la población, los que no llegan a los destinatarios porque Hamás no permite la distribución.

También utilizó el discurso de que las aproximadamente 40 mil víctimas fatales de la guerra genocida en Gaza son responsabilidad de Hamas, que asesina a su propia población.

Al calificar como mentiras los planteamientos del tribunal mundial, dijo que “el fiscal de la CIJ acusa a Israel de, deliberadamente, disparar contra civiles”, pero aseveró que “Hamas hace todo lo que puede para poner, a los civiles palestinos, en peligro”.

“Disparan cohetes desde escuelas, desde hospitales, desde mezquitas, hasta disparan contra su propia gente cuando trata de salir de la zona de guerra”, siguió diciendo, para aseverar que, “para Israel, cada muerte civil es una tragedia, para Hamas, es una estrategia”.

“Ello, en realidad, quieren que los palestinos civiles mueran, para que los medios internacionales ensucien a Israel, y que sea presionada a terminar la guerra antes de que sea ganada”.

Según el primer ministro, “la guerra en Gaza podría terminar mañana, si Hamas se rinde, se desarma, y regresa todos los rehenes”.

“Pero, si no lo hacen, Israel peleará, hasta que destruyamos la capacidad militar de Hamas y su dominación sobre Gaza, y traigamos de regreso a todos los rehenes”, aseguró.

“Eso es lo que significa victoria total, y no aceptaremos nada menos”, amenazó.

Tal es la única verdad en el reiterativo discurso de Netanyahu en el Capitolio estadounidense: mantener la guerra en Gaza -y, si es posible, regionalizarla-.

Esto, porque, por una parte, se trata de lograr el objetivo del sionismo imperialista/belicista: hacerse del territorio del Estado de Palestina -creado junto con el de Israel-, según resolución aprobada, en 1947, por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Por la otra, es un escudo de impunidad detrás del cual Netanyahu se esconde para eludir su enjuiciamiento en Israel -por corrupto-.

De modo que, ante los intentos -de momento, fallidos- por establecer un alto al fuego, en Gaza, principalmente para lograr la liberación de los rehenes judío -israelíes y de otras nacionalidades- aun en poder de Hamas, el seren de las IDF ha dicho que, aun en el caso de que lo acepte, la guerra sigue.

En declaraciones que formuló, recientemente, a un canal de la televisión de Israel, aseguró que no está dispuesto a terminar esa guerra, aunque dijo que la intensidad de la ofensiva militar podría reducirse, en breve, además de que expresó alguna anuencia a un acuerdo que permita que los cautivos sean puestos en libertad -pero según las condiciones que imponga Israel-.

De acuerdo con la arbitraria visión del primer ministro, la brutal invasión militar a Gaza no terminará mientras las Fuerzas de Defensa de Israel (Israel Defense Forces, IDF) no hayan logrado el objetivo central: eliminar al movimiento políticomilitar palestino Harakat al-Muqawama al-Islamiya (Hamas) -en transliteración del árabe: Movimiento de Resistencia Islámica-.

Se trata de un propósito bélico que, en la cúpula militar israelí, se visualiza como imposible -es decir: no hay cómo borrar, a Hamas-.

Netanyahu habló así, el 23 de junio, en el programa “Los Patriotas” (“The Patriots”), difundido por el derechista Canal 14 (Channel 14), mietras la previsible expansión de la guerra -específicamente a sureño territorio libanés fronterizo con Israel-, parece inminente.

Al hacer referencia a lo que describió como “el fin de la fase de combate intenso” en Gaza, dijo, sin precisar, que, probablemente, ocurra “muy pronto”, lo que le permitiría desplazar tropas hacia el conflictivo límite con Líbano.

El sector sur del territorio de ese país es el escenario desde donde el libanés movimiento políticomilitar islámico Hezbollah (transliteración del árabe: Partido de Alá, o Partido de Dios) ha mantenido -a partir del estallido de la guerra en Gaza, el 7 de octubre de 2023- una ofensiva de bombardeos hacia el sur -a la limítrofe Israel-.

Esto, en el contexto de un conflicto que data de décadas.

“Si hay un acuerdo (con Hamas), será un acuerdo según nuestras condiciones, y nuestras condiciones son no terminar la guerra, ni dejar a Gaza, ni dejar a Hamas, como está ahora”, planteó, autoritariamente.

“Me niego a dejar a Hamas, como está ahora”, reafirmó, para asegurar: “necesitamos eliminarlo”.

“Al final, habrá dos cosas: será necesaria una permanente desmilitarización por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel, y será necesario establecer una administración civil, espero que con el apoyo y la gestión de ciertos países en la región”, explicó.

“Creo que esta es la manera correcta de avanzar”, aseguró, para agregar, que “voy a decir lo que no estoy dispuesto a hacer: no estoy dispuesto a establecer un estado Palestino allí, no estoy dispuesto a entregarlo a la Autoridad Palestina. No estoy pronto para hacer eso”.

Netanyahu aludió, así, a la Autoridad Nacional Palestina, organización que rivaliza con Hamás y que gobierna Cisjordania -el oriental de los dos sectores que constituyen el Estado Palestino-.

Hamás gobierna el otro sector -la occidental Franja de Gaza-.

Mediante resolución que aprobó en 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas creó los estados, respectivamente, de Israel y de Palestina, pero el sionismo imperialista israelí se niega, desde entonces, a reconocer al segundo.

Respecto a la posibilidad de convenir, con Hamas, la liberación de rehenes, el primer ministro aseguró que “estoy pronto para hacer un acuerdo parcial -eso no es ningún secreto- que nos regrese alguna de la gente”.

“Pero estamos obligados a continuar peleando, después de una pausa, para completar nuestro objetivo de destruir a Hamas”, subrayó, para seguir insistiendo en que “no estoy pronto para abandonar eso”.

El gobernante -quien enfrenta, en Israel, acusaciones penales por hechos de corrupción- hizo, así, referencia a alrededor de 116 rehenes judíos -de los aproximadamente 225- que Hamas capturó en el brutal ataque que lanzó, la mañana del 7 de octubre de 2023, contra objetivos civiles en territorio israelí fronterizo con Gaza.

La operación terrorista palestina generó, como respuesta, la genocida invasión militar que el régimen israelí mantiene, desde ese día, en la franja.

Simultáneamente, Líbano es recurrente escenario de conflicto armado, desde la guerra civil de 1975-1990, hasta el conflicto interno de 2007-2008, pasando por incursiones militares israelíes -incluida la invasión de 1982-, hasta las actuales consecuencias de la guerra en Gaza, con los bombardeos que Hezbollah realiza contra objetivos israelíes.

Hezbollah presenta dos componentes: el militar, denominado Consejo Jihad (Jihad Council, que toma su nombre de la expresión árabe que significa “lucha”), y el político, que consiste en el Bloque de Lealtad a la Resistencia (Loyalty to the Resistance Bloc), partido político representado en el parlamento libanés.

La organización político militar cuenta, además, con el apoyo de la teocracia musulmana instalada, en 1979, en Irán.

Respecto a un potencial choque Israel-Hezbollah, Jamie Dettmer, editor político del medio de comunicación europeo Politico¸ señaló, en un artículo de opinión difundido, el 21 de junio, por esa plataforma, que, “a pesar de los intensos esfuerzos y las severas advertencias, el riesgo de un conflicto en expansión en Oriente Medio crece cada hora”.

“Desde octubre, altos funcionarios occidentales han trabajado infatigablemente para tratar de evitar que la guerra en Gaza se desborde, enfocados en la posibilidad de que hostilidades estallen” entre Israel y Hezbollah, comenzó a plantear.

“Una guerra plena entre Israel y Hezbollah sería devastadora para todos los involucrados, y las consecuencia afectarían a toda la región y más allá”, advirtió.

“Se arriesgaría dañar el frágil proceso de normalización, encabezados por Estados Unidos, entre Israel y sus vecinos árabes”, agregó, en el texto que tituló: “Están Israel y Hezbollah a punto de enfrentarse?” (“Are Israel and Hezbollah about to square up?”).

“Una guerra en gran escala vería a Irán involucrado en el conflicto, de manera mayor y mucho más abierta que las sangrientas (…) guerras libradas entre Israel y Hezbollah, en 1996 y 2006”, indicó, en referencia a la historia de choques bélicos entre ambas partes.

“Ese fue el mensaje que Irán envió, en abril, cuando (…) atacó a Israel, desde su propio territorio -cruzando lo que, por décadas, fue visto como una línea roja-”, señaló.

Dettmer hizo, así, alusión al bombardeo iraní que Israel frustró, el 15 de abril, luego de que, de acuerdo con versiones periodísticas internacionales, el consulado de Irán en Damasco
-la capital de Siria- fue objeto de un bombardeo israelí, por considerar, la parte atacante, que la instalación diplomática alojaba un objetivo militar.

El articulista planteó, además, que, “por su parte, Israel ha estado, durante meses, advirtiendo que tiene la intención de alejar, a Hezbollah -con su apoyo iraní-, de la frontera libanesa, hasta el otro lado del Río Litani -ya sea a través de diplomacia o de guerra-”.

La referencia es al río que se extiende, a lo largo de 140 kilómetros, en territorio libanés, incluido el sector fronterizo con Israel.

Respecto a ese tema, durante el diálogo con el Canal 14, Netanyahu planteó que “la fase intensa de lucha contra Hamas, está por terminar”, aunque, de inmediato, aclaró que “eso no significa que la guerra esté por terminar sino que la guerra, en su fase intensa, está por terminar en Rafah”.

Se trata de la ciudad, en el sector sur de Gaza, donde se han registrado algunos de los más fuertes ataques por parte de las IDF.

Netanyahu agregó que, “después del fin de la fase intensa”, el plan consiste en “desplegar algunas fuerzas hacia el norte” -en alusión a la zona fronteriza con Líbano-, ello, “principalmente con propósitos defensivos”.

En cuanto a las fuerzas de Hezbollah, que operan en y desde territorio libanés, aseguró que “enfrentaremos este desafío, también”, porque “podemos pelear en varios frentes”, de modo que “estamos preparado para esto”.

El primer ministro hizo, igualmente, alusión al logro de algún acuerdo con esa organización, y advirtió que “no será un acuerdo en papel” sino que “incluirá el distanciamiento físico, de Hezbollah, de la frontera, y tendremos que hacer que se cumpla”.

En el artículo de opinión, Dettmer también mencionó el hecho de que, “en días recientes, la retórica de autoridades israelíes se ha endurecido notoriamente”.

En ese sentido, señaló que “el Ministro de Relaciones Exteriores, Israel Katz, advirtió, a Hezbollah, que, en el caso de ‘guerra total’, (el movimiento) sería destruido, y que Israel está ‘muy cerca del momento en que decidamos cambiar las reglas de juego contra Hezbollah y Líbano’”.

Katz hizo mención a la expresión -“reglas de juego”- con la cual, en el ambiente político libanés, se alude a los lineamientos establecidos, de hecho, a raíz de la guerra de 2006, con miras a evitar escaladas accidentales bélicas por parte de cualquier de los actores.

El periodista de Politico, puso, además, de manifiesto el hecho de que, no obstante esas reglas, “la semana pasada, Hezbollah disparó cientos de rockets y drones contra sitios militares israelíes, después de que uno de sus más altos comandantes, Taleb Abdullah, fue blanco fatal de las IDF”.

“El grupo ha usado drones cargados con explosivos, así como rockets y disparos en serie de misiles antitanque, contra Israel, por la primera vez”, reveló.

“En total, Hezbollah dice que lanzado más de 2,000 ataques contra Israel, desde octubre, y -alentado por Irán- que pondrá fin a las hostilidades solamente cuando un acuerdo se haya logrado en Gaza -una posibilidad que parece, cada día, más lejana-”, informó, a continuación.

Dettmer también escribió que, “entretanto, los militares israelíes dijeron que los comandantes de la IDF han aprobado sus planes operativos de batalla para lanzar un ataque a través de la norteña frontera israelí, incluidas decisiones para ‘(acelerar) la disponibilidad de las fuerzas en el terreno’”.

Y agregó: “todo lo que se necesita, ahora, es la luz verde del Primer Ministro Benjamin Netanyahu”.

De lo que plantea el articulista, se llega a la conclusión de que, en ese crítico cuadro de situación regional, el sector conservador más radical Israelí desempeña el peligroso papel de bombero incendiario, echando gasolina ideológica al fuego belicista.

En ese sentido, llamó la atención al hecho de que, en el gobierno de coalición, encabezado por Netanyahu, “partidos ultranacionalistas y de extrema derecha (…) también están exigiendo una gran respuesta militar”.

Al formular esa observación, mencionó, específicamente a los ministros Itamar Ben-Gvir (Seguridad) y Bezalel Smotrich (Finanzas), de quienes advirtió que están “urgiendo al líder Israelí (Netanyahu) que no se deje disuadir, por Estados Unidos, de ir a la yugular de Hezbollah”.

“Su argumento es que un ataque a Líbano sería otra guerra lanzada para defender y proteger a, a Israel, de sus enemigos”, explicó, de inmediato.

“Pero muchos de estos ultranacionalistas, y aquellos en la mesiánica derecha de la política israelí, incluida la esposa de Ben-Gvir, Ayala, también ven una guerra con Hezbollah, como una oportunidad para tomar el sur libanés, al que ellos ven como parte de ‘la Tierra Prometida de Dios’, y un territorio que israelíes tendrían que colonizar”, agregó.

Lo descrito por Dettmer, más lo visto en otros análisis así como en versiones periodísticas, y lo que se desprende de declaraciones de los actores principales del régimen, son muestra de que el plan general de expansión territorial que mueve al sionismo belicista/imperialista, es un complejo rompecabezas geopolítico en gran escala.

También evidencia que cada una de las piezas va encajando perfectamente -sobre la base de masacres, limpieza étnica, genocidio, devastación, manipulación informativa, tergiversación de la realidad, corrupción, violación de soberanías/integridades nacionales-.

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