Al parecer el mes de Noviembre, tiene implicaciones para los partidos que se autodominan «Cristianos». la fecha 26 de noviembre de 2016 es simbólica para el partido Renovación Costarricense por significó su caída y así se borró del mapa electoral. ¿ Pasará lo mismo con la propuesta que hace el Partido Nueva República en esta semana de noviembre? .La misma consiste en abandonar la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), lo cual ha desatado un debate nacional que recuerda los días de crisis del Partido Renovación Costarricense, que enfrentó un declive político al intentar articularse en torno a una agenda conservadora en un país cada vez más diverso.
El punto de inflexión actual es el caso «Beatriz versus El Salvador», donde se discute la responsabilidad del Estado salvadoreño por presuntamente negar un aborto terapéutico a una mujer cuya salud y vida estaban en peligro. Fabricio Alvarado, líder de Nueva República, ha expresado su temor de que un fallo favorable a Beatriz sienta un precedente vinculante para Costa Rica, obligando al país a legalizar el aborto.
Su partido ha solicitado al gobierno del presidente Rodrigo Chaves que se retire al país de la Corte IDH como medida preventiva.
El precedente del matrimonio igualitario
En 2018, Costa Rica legalizó el matrimonio igualitario tras una opinión consultiva de la Corte IDH, un evento que marcó la campaña presidencial de Alvarado en aquel entonces. Su postura abiertamente contraria a la opinión consultada movilizó a sectores conservadores, pero también polarizó al electorado y limitó su capacidad de atraer el voto.
Esto sugiere que la estrategia actual de Nueva República podría ser un arma de doble filo. Aunque puede consolidar su base cristiana conservadora, también podría alienar a sectores más progresistas y jóvenes que han mostrado ser decisivos en elecciones recientes.
¿Podría Nueva República seguir los pasos de Renovación Costarricense?
El declive del Partido Renovación Costarricense ofrece lecciones. Su enfoque exclusivo en temas religiosos , conservadores lo llevó a una desconexión con la realidad política y social de un país cambiante.
Nueva República corre el riesgo de un destino similar si prioriza una agenda basada en el miedo al cambio cultural por encima de propuestas integrales en educación, economía y derechos humanos.
Además, Costa Rica es sede de la Corte IDH y ha sido históricamente un defensor de los derechos humanos en la región.
Un movimiento para abandonar este sistema podría ser visto como un retroceso en los compromisos internacionales del país y dañaría su reputación en foros globales.
El dilema del gobierno
Por su parte, el presidente Chávez y su canciller han mostrado cautela. Aunque han reconocido la controversia, han insistido en que el caso «Beatriz» no tendría efectos directos en Costa Rica.
Esta postura moderada busca evitar que el tema monopolice la agenda pública en un momento donde la economía, la seguridad y la infraestructura exigen atención prioritaria.
Un posible desenlace
El futuro de Nueva República dependerá de su habilidad para equilibrar su identidad cristiana conservadora con propuestas que aborden las necesidades de una sociedad compleja y diversa.
La polarización sobre el aborto podría fortalecer su base electoral inmediata, pero a largo plazo, limitar su atractivo general, como sucedió con Renovación Costarricense.
Costa Rica enfrenta decisiones que definirán no solo su postura sobre los derechos humanos, sino también el papel de los partidos religiosos en su sistema democrático. ¿Podrá Nueva República aprender de los errores del pasado o seguirá un camino que amenaza con marginarla políticamente? Solo el tiempo lo diré.