La situación crítica del Hospital Max Peralta de Cartago volvió a quedar en evidencia esta semana. Durante una audiencia ante la comisión investigadora de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la directora del centro médico, Dra. Krissia Díaz, fue contundente: el hospital lleva más de 25 años operando al límite de su capacidad.
La doctora Díaz señaló que actualmente existen serias limitaciones para expandir y mejorar los servicios que se brindan a la población. Esta falta de espacio ha obligado a la administración a alquilar edificios externos con el objetivo de ampliar la cobertura, una solución temporal que refleja la urgencia de una intervención estructural más profunda.
El panorama se agrava al conocer que el centro hospitalario ha recibido 16 órdenes sanitarias a lo largo de los años, de las cuales solo 10 han sido resueltas y 6 aún están pendientes. La jerarca fue clara al afirmar que hay hacinamiento en prácticamente todas las zonas del hospital, una situación que compromete tanto la atención médica como la seguridad de pacientes y personal.
Por su parte, la vicepresidenta de la Unión Médica Nacional, Janice Sandí, fue enfática al asegurar que el equipo médico “ya no da más”, aludiendo al desgaste físico y emocional de los profesionales de salud que laboran en condiciones cada vez más precarias.
La exposición de esta cruda realidad generó profunda preocupación entre los diputados que integran la comisión legislativa. Las y los legisladores coincidieron en la necesidad urgente de encontrar soluciones estructurales para un hospital que atiende a una de las provincias más pobladas del país, y que se ha visto desbordado por la demanda durante más de dos décadas.
El Hospital Max Peralta es un reflejo de las presiones que enfrenta el sistema de salud pública costarricense, y su situación reabre el debate sobre la necesidad de una planificación más eficaz y sostenida para garantizar el acceso a una atención médica digna y segura.
