
En la era digital, donde la información y los servicios están al alcance de un clic, la accesibilidad debería ser una prioridad fundamental. Sin embargo, en el EDUS de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la realidad para las personas con discapacidad auditiva es una lucha constante por acceder a la información y a los servicios de salud de manera equitativa.
A pesar de los avances tecnológicos y las políticas de inclusión, el EDUS de la CCSS aún no está totalmente adaptado a las necesidades de las personas con discapacidad auditiva. La falta de medidas concretas para garantizar la accesibilidad en este servicio deja en evidencia una brecha preocupante en la atención de salud inclusiva.
Una de las principales deficiencias es la ausencia de símbolos con imágenes en las plataformas de EDUS para mejorar la comprensión de los pacientes sordos. Esta simple pero efectiva estrategia podría hacer una gran diferencia en la experiencia de aprendizaje de este grupo de personas, permitiéndoles acceder a la información de manera más comprensible y efectiva.
Además, el protocolo o los medios preferidos para comunicar información importante a los pacientes sordos de manera no presencial, como correos electrónicos o mensajes, son inexistentes o poco claros. La falta de canales de comunicación accesibles para personas con discapacidad auditiva limita su capacidad para recibir información vital sobre su salud y tratamiento de manera oportuna y efectiva.
Si bien se mencionan iniciativas y proyectos futuros para mejorar la accesibilidad, como la formación de funcionarios en Lenguaje de Señas Costarricense (LESCO) y la exploración de alternativas tecnológicas, la implementación concreta de estas medidas deja mucho que desear. La falta de una política o normativa interna específica dentro de la CCSS que respalde la accesibilidad y promueva el uso de tecnología de redes para personas con discapacidad auditiva es una falencia que no puede ser ignorada.
En última instancia, la falta de accesibilidad en el servicio EDUS de la CCSS no solo es una cuestión técnica, sino también una cuestión de derechos humanos. Todas las personas, independientemente de sus capacidades auditivas, tienen derecho a acceder a la información, a los servicios de salud de manera equitativa y sin barreras. Es responsabilidad de la CCSS y de todas las instituciones de salud garantizar que este derecho fundamental se cumpla plenamente.
