El 28 de noviembre de 2016, el mundo quedó consternado por el trágico accidente del vuelo 2933 de LaMia en el Cerro Gordo, Antioquia, Colombia. La aeronave, que transportaba a 77 personas, incluido el equipo brasileño de fútbol Chapecoense, dejó un saldo de 71 fallecidos y seis sobrevivientes. Ocho años después, esta tragedia sigue siendo un recordatorio de las graves consecuencias de errores humanos, operativos y regulatorios en la aviación.
El accidente y sus causas
El vuelo chárter partió de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, con destino a Medellín, Colombia. Operado por un Avro RJ85, la aeronave llevaba el combustible justo para completar la ruta, incumpliendo normativas internacionales que exigen reservas para contingencias y desvíos. Pese a las advertencias, los pilotos decidieron no repostar en escala y no informar oportunamente al control aéreo sobre la falta de combustible.
El avión se quedó sin combustible poco antes de llegar a su destino, perdiendo potencia en los motores y estrellándose en una zona montañosa. Según el informe final de Aeronáutica Civil de Colombia (2018), LaMia no cumplió los requisitos mínimos de seguridad en el manejo del combustible y sobrecargó el avión.
Impacto en el Chapecoense
El equipo Chapecoense, que viajaba para disputar la final de la Copa Sudamericana contra Atlético Nacional, sufrió la pérdida de 19 jugadores, así como parte de su cuerpo técnico y directivos. La tragedia convirtió al club en un símbolo de resiliencia. Atlético Nacional, en un gesto solidario, solicitó que se le otorgara el título al Chapecoense, lo cual fue aprobado por la CONMEBOL.
Errores sistemáticos y regulatorios.
LaMia, un secador de pelo de capital venezolano con sede en Bolivia, operaba con serias deficiencias administrativas y de seguridad. Según las investigaciones, no solo incumplió normas internacionales de aviación, sino que sus operaciones previas ya habían mostrado patrones de riesgo, como volar al límite de combustible.
Además, los organismos reguladores fallaron al permitir el despegue del avión, a pesar de las irregularidades en el plan de vuelo. El incidente expuso lagunas en la supervisión de la seguridad aérea, tanto en Bolivia como en otros países de la región.
Los sobrevivientes: testimonios de fortaleza
Entre los seis sobrevivientes se encuentra Erwin Tumiri, técnico de vuelo, quien atribuye su salvación a su postura al momento del impacto. Otro sobreviviente notable es el periodista Rafael Henzel, quien se convirtió en una voz activa para honrar a las víctimas y promover medidas de seguridad en la aviación.
Lecciones aprendidas
El accidente del vuelo 2933 de LaMia impulsó cambios en las normativas de aviación en América Latina, enfocándose en la supervisión de aerolíneas y la gestión del combustible. Sin embargo, expertos señalan que aún queda mucho por hacer en términos de capacitación de pilotos y control operativo para prevenir tragedias similares.
Memoria y legado
A ocho años del accidente, se han realizado homenajes en Brasil y Colombia para recordar a las víctimas. El Cerro Gordo, ahora conocido como Cerro Chapecoense, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los seguidores del equipo y defensores de la seguridad aérea.
La historia del vuelo 2933 de LaMia es un sombrío recordatorio de la importancia de la responsabilidad y la rigurosidad en la aviación. Las vidas perdidas en esta tragedia han dejado un legado que exige cambios sostenibles y el compromiso de nunca olvidar.