La irrupción de la tecnología en culturas ancestrales, lejos de ser un mero acontecimiento, puede tener repercusiones profundas y, en ocasiones, preocupantes. Tal es el caso de la tribu Marubo en Brasil, que, tras acceder a internet gracias al programa de satélites Starlink de Elon Musk, se enfrenta ahora a los desafíos de la adicción a las redes sociales.
Durante siglos, los Marubo han vivido en armonía con la naturaleza a lo largo del río Itui, en pequeñas cabañas dispersas. Sin embargo, la llegada repentina del internet de alta velocidad ha dividido a esta comunidad, transformando sus patrones de vida de manera radical en solo nueve meses.
Inicialmente, la tecnología trajo consigo beneficios evidentes. Permitió a los Marubo acceder a ayuda rápida en emergencias y establecer conexiones con familiares distantes. Pero, lamentablemente, también desencadenó una serie de efectos adversos.
Según informes del New York Times, los líderes tribales han observado un cambio preocupante en el comportamiento de los jóvenes. Muchos pasan horas navegando por la web y compartiendo contenido inapropiado en chats grupales, desafiando las normas culturales establecidas. En una sociedad donde el contacto físico público es tabú, este fenómeno representa un desafío significativo para la cohesión social.
Además, la adicción a las redes sociales ha llevado a una disminución drástica en el contacto social cara a cara. Los miembros de la tribu prefieren ahora comunicarse con extraños en línea en lugar de interactuar con sus propias familias, lo que amenaza con socavar los lazos comunitarios que han sido fundamentales para la supervivencia de la tribu a lo largo de los años.
Pero los problemas no terminan ahí. La falta de conocimientos digitales ha dejado a algunos Marubo vulnerables a estafas en línea, exacerbando aún más los desafíos que enfrenta esta comunidad en su transición hacia la era digital.
Ante este panorama preocupante, los líderes Marubo han tomado medidas para preservar su identidad cultural y evitar que la tecnología socave aún más su forma de vida tradicional. Han impuesto restricciones en el acceso a internet, limitándolo a dos horas cada mañana, cinco horas cada noche y prohibiéndolo por completo los domingos, en un esfuerzo por proteger la transmisión oral de su historia y cultura ancestral.
La historia de los Marubo sirve como un recordatorio elocuente de los desafíos que enfrentan las comunidades indígenas al adaptarse a la era digital. La tecnología puede ofrecer grandes oportunidades, pero también plantea amenazas significativas para la cohesión social y la preservación cultural. En última instancia, encontrar un equilibrio entre el progreso tecnológico y la preservación de la identidad cultural será crucial para el futuro de estas comunidades en todo el mundo.
