El senador estadounidense republicano Marco Rubio fue claro: la salvación de Venezuela tiene la forma de un golpe de Estado militar.
El denunciado fraude electoral en la votación presidencial del 28 de julio, en el caribeño país sudamericano, y las reacciones adversas que, en cadena, la movida ha generado nacional e internacionalmente, fueron el marco para el llamado que Rubio formuló, tres días después, a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) y a la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
La Fanb -constituida por cinco entidades militares: Ejército Bolivariano (EB), Armada Bolivariana (AB), Aviación Militar Bolivariana (AMB), Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Milicia Nacional Bolivariana (MNB)-, está señalada, planetariamente, como el mayor cartel narco de Venezuela.
En ese sentido, se determina, como la estructura de mando, a un grupo de militares del más alto rango: el Cartel de los Soles -denominación que deriva de las insignias, con forma de sol, que los generales venezolanos lucen en el uniforme-.
También se señala a civiles ubicados en la cúpula del poder político del país.
En el mensaje audiovisual de casi tres minutos de duración que, sobre la crisis venezolana, difundió, el 31 de julio, en la red social X, Rubio se apoyó en la declaración que, la noche anterior, emitió el estadounidense The Carter Center -fundado, en 1982, por el ex presidente (1977-1981) Jimmy Carter-, oenegé de derechos humanos que, entre otras acciones, cumple, internacionalmente, labores de observación electoral -de momento, unas 125 en casi medio centenar de países-.
“En marzo de este año, el CNE (Consejo Nacional Electoral venezolano) invitó, al Centro Carter, como un observador internacional para las elecciones presidenciales en Venezuela”, señaló Rubio, un estadounidense de ascendencia cubana, quien grabó el mensaje, en español, con subtítulos en inglés.
“El pasado domingo (28 de julio, día de la votación), diecisiete expertos (de la oenegé) fueron a distintos centros de votación”, agregó.
“Anoche (30 de julio), el Centro Carter emitió una declaración diciendo que las elecciones no cumplían con los estándares internacionales de integridad electoral, y que las elecciones no pueden ser consideradas democráticas”, señaló, a continuación.
“Aunque el CNE no ha cumplido con lo que exige la ley -que es hacer públicas todas las actas de las mesas-, la oposición tiene suficiente material para demostrar que, sin lugar a duda ninguna, el ganador de las elecciones, por un margen irreversible, es Edmundo González”, planteó, en calidad de denuncia.
El legislador por el opositor Partido Republicano, hizo, así, mención del anuncio oficial, formulado horas después del cierre de la votación, por el CNE: Maduro ganó, con 51.2 por ciento de los sufragios, frente al 44.2 reunido por González -su principal adversario-.
González reemplazó, al frente de la fórmula presidencial impulsada por el opositor y derechista partido Vente Venezuela, a la mediática líder opositora y ex parlamentaria María Corina Machado -fundadora, en 2012, de la agrupación-, a quien el Tribunal Supremos de Justicia (TSJ) declaró, el 26 de enero, “inhabilitada para ejercer funciones públicas por un período de 15 años”.
Al dirigirse a sus simpatizantes, horas después de cerrada la votación, González y Machado rechazaron los números del CNE, y aseguraron que su organización política triunfó, a nivel nacional.
“Ganamos, y todo el mundo lo sabe, ha sido abrumador”, expresó la candidata vetada por la dictadura.
“Hemos ganado en todos los sectores, estratos, y estados del país”, reafirmó, además de precisar que “fuimos monitoreando la participación, hora por hora”.
“Cuatro conteos rápidos, dieron el mismo resultado de las encuestas (de intención de votos): tenemos más del 40 por ciento de las actas, y Edmundo obtuvo 70 por ciento de los votos, y Maduro 30 por ciento”, puntualizó, a continuación.
Por su parte, respecto a la masiva participación de votantes, en la jornada electoral, González planteó que “somos un pueblo en busca de su libertad”.
Las dos partes -dictadura y oposición- se han declarado ganadoras, desestabilizador contexto en el cual cada una refuta el conteo de sufragios realizado por la otra.
La información del CNE generó la multiplicación, a nivel nacional, de inmediatas y prolongadas manifestaciones violentas -saqueo de comercios incluido-, lo que activó el recuerdo de las “guarimbas” (violentas manifestaciones, con bloqueo de calles) que, en oposición al régimen madurista, convulsionaron, en 2017, al país.
En el contexto de viralizada protesta popular, Maduro llegó, la mañana siguiente a la votación, a la sede central del consejo, para la oficialización de su triunfo.
Durante la exageradamente extensa alocución que allí dirigió a sus compatriotas, el dictador denunció el desarrollo de un golpe Estado ultraderechista.
“No es la primera vez que enfrentamos lo que, hoy, estamos enfrentando: se está intentando imponer, en Venezuela, un golpe de Estado -nuevamente-, de carácter fascista y contrarrevolucionario”, aseguró.
“Yo pudiera denominarlo, una especie de ‘Guaidó 2.0’”, agregó, en referencia a la designación, en 2019, por la Asamblea Nacional (paramento unicameral) -entonces de mayoría opositora, y con apoyo estadounidense-, del monumentalmente mediocre legislador derechista Juan Guaidó, como presidente encargado (interino).
“Ya, nosotros, vivimos eso: esta película, la vimos, la misma película, pero con un guión parecido”, reafirmó.
Los protagonistas “somos los mismos: por un lado, el pueblo, que quiere paz, democracia, prosperidad, progreso, y, por otro lado, élites llenas de odio, con un proyecto contrarrevolucionario fascista, amarrados al imperio estadounidense”, explicó, de inmediato
“En el año 2019, buscaron la institucionalidad, para, dentro de la institucionalidad -la Asamblea Nacional-, imponerle, a Venezuela, un modelo de entreguismo, al imperio norteamericano, a través de un ensayo que ellos llamaron Guaidó”, siguió narrando.
“Y, cómo terminó esa película?”, preguntó, para contestar: “en daño al país, daño a los humildes, daño a la economía”.
“Pero, al final, esa película, la conocemos”, volvió a señalar, además de plantear que, “quizás, tardó un poco -dos, tres, cuatro años-”.
De ello, responsabilizó, de inmediato, a “un grupo de países, los mismos países que, hoy, cuestionan el proceso electoral venezolano, la misma ultraderecha fascista que, hoy se ha cartelizado, toda la ultraderecha fascista”.
También dijo que, en 2019, los sectores de oposición extremista “fueron los que salieron a tratar de imponerle, al pueblo de Venezuela, por encima de la Constitución, a un presidente espurio, utilizando la institucionalidad del país, la Asamblea Nacional”.
“Hoy, están ensayando, los primeros pasos -fracasados-, para desestabilizar a Venezuela, y para imponerle, otra vez, un manto de agresiones y de daño, a Venezuela”, aseguró, respecto a los cuestionamientos al resultado oficial de l votación, y a las manifestaciones de protesta.
Se trata de “una especie de película ‘Guaidó 2.0’, pero les digo, a los complotados, a los involucrados, y a los que avalen esta operación contra la democracia venezolana, que la película, ya la sabemos, y, esta vez, no va a haber ningún tipo de debilidad”, amenazó.
“Esta vez, en Venezuela, se respetará la Constitución, se respetará la ley, y no se impondrá ni el odio ni el fascismo, ni la mentira, ni la manipulación”, siguió advirtiendo, para reafirmar: “no se impondrá”.
Y la cúpula militar coincidió con lo expresado por Maduro, cuando, al día siguiente, y en el contexto de la agitación callejera, el ministro de Defensa de Venezuela, general Vladimir Padrino, denunció en fuertes términos, en un mensaje televisado al país, una acción para derrocar al gobierno.
“Un golpe de Estado, está en marcha”, dijo padrino, acompañado por una veintena de oficiales de la Fanb.
“Un golpe de Estado, fraguado, nuevamente, por estos factores fascistas de la derecha extremista, apoyados, por supuesto, por los factores imperiales, el imperialismo norteamericano y sus aliados y sus lacayos y cipayos”, afirmó.
“Un golpe de Estado, en marcha”, subrayó, otra vez.
Ante ese ataque, Maduro “se ha puesto al frente, para detenerlo, nuevamente, y, junto a él, el pueblo de Venezuela que lo eligió presidente para el próximo período presidencial, y, junto a él, las instituciones, la Fuera Armada Nacional Bolivariana, todas las instituciones democráticas de la República Bolivariana de Venezuela”, precisó.
“Y, ese golpe de Estado, lo vamos a derrotar, una vez más”, advirtió, en modo de amenaza.
Entretanto, en un mensaje en solitario, González llamó, al sector militar, a ceñirse a su responsabilidad constitucional, y a respetar lo que definió como la voluntad popular dada a conocer en la reciente votación.
“A las fuerzas de seguridad, y a nuestra fuerza armada, los instamos a respetar la voluntad de los venezolanos, expresada el 28 de julio, y detener la represión de manifestaciones pacíficas”, dijo, en un mensaje de aproximadamente 55 segundos, difundido en redes sociales.
“Ustedes saben lo que pasó el domingo”, agregó, dirigiéndose a los uniformados, a quienes, además exhortó a que “cumplan con su juramento”, porque “la Constitución está por encima de todos”.
“Los venezolanos, queremos paz y respeto a la voluntad popular”, aseguró.
Pero el presidente de la Asamblea Nacional -quien fue jefe de la campaña electoral madurista-, Jorge Rodríguez, se encargó de atizar las llamas de la violencia política.
“Convocamos a todas las fuerzas del pueblo revolucionario venezolano, a que hagan grandes marchas en sus ciudades, en sus estados”, en apoyo al dictador, dijo.
A diferencia de la arenga violentista de Rodríguez, veintidós países de África, América, y Europa emitieron, el 16 de agosto, una declaración en la que llamaron a desactivar la violencia.
“Los países abajo firmantes (…) hacemos un firme llamado a la sensatez y la cordura en Venezuela”, expresaron, para agregar que, “en este momento crucial para Venezuela y la región, todos los actores sociales y políticos deben ejercer la máxima mesura en sus actuaciones públicas”.
“Urgimos a que se respeten los principios democráticos, así como los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los venezolanos y, en particular en el derecho a manifestarse pacíficamente y a ejercer la libertad de expresión”, ya que “vemos con preocupación que esta no es la realidad actual en Venezuela”, señalaron, a continuación.
“Nuestras naciones han apelado al diálogo y al entendimiento para resolver graves conflictos en el pasado”, de modo que, “hoy, más que nunca, Venezuela debe honrar ese legado para recuperar la convivencia pacífica, la seguridad pública y la estabilidad política que (…) están siendo amenazadas por las propias autoridades de seguridad venezolanas”, reflexionaron, asimismo.
“El momento exige un diálogo amplio, inclusivo y de buena fe para facilitar un acuerdo político que auspicie la reconciliación nacional, la paz, la seguridad pública y la democracia en Venezuela”, expresaron, a manera de recomendación.
“Nos comprometemos a apoyar todos los esfuerzos en ese sentido, abogando siempre por una solución genuinamente venezolana en la que prevalezcan la democracia, la justicia, la paz y la seguridad”, aseguraron.
La declaración fue firmada, el 16 de agosto, en Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, por altos representantes de los veintidós países, en el marco de la asunción presidencial del mandatario dominicano, Luis Abinader, para el segundo mandato gubernamental consecutivo -de un máximo constitucional de dos períodos- (2020-2024, 2024-2028).
Los países suscriptores del texto son -además de República Dominicana- Argentina, Canadá, Chile, República Checa, Costa Rica, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Italia, Marruecos, Países Bajos, Reino Unido, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Surinam, y Uruguay, así como la Unión Europea.
Respecto a la votación del 28 de julio, el Centro Carter, difundió, dos días después, una declaración en la que cuestionó la integridad de la elección, y aseguró que el proceso no se enmarcó en las nomas internacionales vigentes en la materia.
“La elección presidencial de Venezuela de 2024 no se adecuó a parámetros y estándares internacionales de integridad electoral y no puede ser considerada como democrática”, indicó.
“El proceso electoral de Venezuela en 2024 no ha alcanzado los estándares
internacionales de integridad electoral en ninguna de sus etapas relevantes y ha infringido numerosos preceptos de la propia legislación nacional”, denunció, en el texto que tituló “Declaración del Centro Carter Sobre la Elección en Venezuela”, y que difundió en o inglés y en español.
Entre otros ejemplos, destacó que “se desarrolló en un ambiente de libertades restringidas en detrimento de actores políticos, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación”, además de que, “a lo largo del proceso electoral, las autoridades del CNE mostraron parcialidad a favor del oficialismo y en contra de las candidaturas de la oposición”.
También precisó que, “en el campo específicamente electoral, la actualización del registro de electores se realizó con numerosos inconvenientes: plazos muy cortos, relativamente escasos lugares de inscripción y una mínima campaña de información y difusión públicas”, a lo que se sumó el hecho de que “el registro de partidos y candidatos tampoco se adecuó a estándares internacionales”.
Asimismo, “en los años recientes, partidos de la oposición han sufrido intervenciones judiciales en desmedro de sus liderazgos social y políticamente más reconocidos para beneficiar a personas afines al gobierno, influyendo sobre la conformación de sus candidaturas”.
En este sentido, denunció que “la inscripción de la candidatura de las principales fuerzas de oposición se halló sujeta a la discrecionalidad de las autoridades electorales que adoptaron decisiones sin respetar principios jurídicos básicos”, y que “la candidatura oficialista contó con muy amplios recursos, lo que se tradujo en la gran desproporción de mítines, murales, vallas y afiches a su favor”.
Por si lo último fuese poco, “la candidatura gubernamental tuvo preponderancia en la televisión y la radio, tanto en publicidad, transmisión de eventos y cobertura noticiosa”, mientras “las autoridades intentaron restringir las campañas de la oposición, incluyendo la persecución e intimidación de personas que prestaron servicios o vendieron bienes para el proselitismo opositor para generar un efecto disuasivo”, indicó el centro.
En la opinión de Rubio, “estos resultados, y la declaración del Centro Carter, ha llevado a que, prácticamente todos los líderes de nuestra región -incluyendo algunos aliados históricos de Nicolás Maduro-, declaren, públicamente, que él perdió las elecciones y que su gobierno no es legítimo”.
A continuación, el senador republicano -a quien medios de comunicación estadounidenses mencionaron como opción de candidato vicepresidencial en la fórmula encabezada por Donald Trump, para noviembre de este año- apuntó a la salida golpista.
“Hoy, en este momento, a quienes sirven en las Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana, la Guardia Nacional, la Policía Nacional: ha llegado el momento de tomar una decisión”, planteó, de inmediato.
Antes de enunciarla, advirtió: “la única forma que Maduro permanezca, ilegítimamente, en el poder, será por un derramamiento masivo de sangre”.
Y, dirigiéndose a los integrantes de la tropa, aclaró que eso significa que, “a ustedes, los policías y militares del común, se les pedirá que maten a cientos de compatriotas inocentes”.
“Estas personas, no son sus enemigos, estas personas pueden ser sus familiares, sus vecinos, sus amigos, son compatriotas que, como usted, le hicieron fuerza a La Vinotinto, recientemente”, les explicó.
Al presentar ese contexto, Rubio les presentó las únicas opciones que, en su opinión, una década de madurismo les forjó.
Al respecto, les dijo que “llegó el momento de tomar una decisión: quiere usted ser la marioneta de una dictadura o quiere servir, verdaderamente, a su patria?”
Y a los jefes: “todos ustedes, los oficiales, deben tener claro que, cuando llegue ese momento, muchos de sus compañeros se negarán a seguir órdenes, y la institución a la que usted le ha dedicado su vida, enfrentará un peligro muy real de la violencia interna”.
Sin embargo, la angustia que puede generar la disyuntiva entre la complicidad y patriotismo, tiene, según el senador, mitigación: “la realidad es que en sus manos puede estar la opción de una transición pacífica”.
“Son ustedes, los que deciden si su país permanece bajo un aislamiento internacional, o si, potencialmente, ocurre una guerra civil entre sus propias filas”, les reafirmó.
En el análisis de Rubio, “la única opción de supervivencia, para el régimen de Maduro, es el asesinato masivo del pueblo venezolano, pero la única institución, en Venezuela, capaz de prevenir esta catástrofe, la representan ustedes, quienes tienen puesto un uniforme”.
La dualidad desesperanza/esperanza, planteada por el legislador republicano, es la dicotomía del drama venezolano: continuidad/cambio.
Los Soles presentados como potencial factor definitorio.
Pareciera el ensayo de “Guaidó 3.0” -en Nicaragua-.
La saga continúa.