Rafela Carmencita Granados, una de las figuras más representativas de la cultura costarricense, nació el 26 de abril de 1915 en el corazón del cantón central de San José, Costa Rica. Su vida, marcada por la lucha y el empeño en cada paso, refleja el espíritu de perseverancia y dedicación que la definiría como artista, locutora, compositora, y defensora incansable de las causas humanitarias.
Desde su adolescencia, Rafela se destacó por su interés en la música y el arte. A los 16 años, incursionó en el radioteatro, donde su talento y capacidad de emocionar al público la llevaron a ser una de las artistas más queridas en la radio costarricense. Pero más allá de su destreza como locutora y humorista, Rafela se sumergió en el folclore nacional, trabajando en la preservación de las tradiciones costarricenses, especialmente en las zonas rurales. Su amor por la cultura popular fue la base de su carrera artística, la cual combinó de forma magistral con un firme compromiso con las luchas sociales de su época.
La “lucha” que inspiró su vida artística no solo fue una lucha por el arte y la cultura, sino también por la justicia social. A lo largo de su carrera, Granados se posicionó como una defensora de los derechos humanos, utilizando su voz y su plataforma para promover el bienestar de las comunidades más vulnerables. Su labor fue un constante llamado a la solidaridad y al apoyo de los más necesitados.
El reconocimiento a su legado ha sido tan grande como la huella que dejó en la historia de Costa Rica. En 2024, la Asamblea Legislativa de Costa Rica decidió declararla Benemérita de las Artes Patrias, un homenaje a su inquebrantable contribución a la cultura y el arte costarricenses. Este título subraya el impacto que su trabajo tuvo en generaciones de costarricenses, quienes crecieron con su humor, su música y su energía en los medios de comunicación.
A lo largo de su vida, Rafela fue mucho más que una artista: fue una mujer comprometida con su país, una luchadora por la cultura, una voz del pueblo y, por encima de todo, un símbolo de amor por Costa Rica. Su legado sigue vivo en cada canción, en cada actuación y en el corazón de todos los que tuvieron el privilegio de conocer su trabajo.
Rafela Carmencita Granados no solo nació en la lucha, sino que su vida misma fue una continua lucha por hacer de Costa Rica un lugar más justo, más solidario y más consciente de la importancia de su rica herencia cultural. Sin duda, su nombre quedará grabado para siempre en la historia del arte y la cultura nacional.
