Layshia Clarendon, la primera jugadora abiertamente transgénero y no binaria de la Asociación Nacional de Baloncesto Femenino (WNBA), ha anunciado su retiro de las canchas. Este hito marca un momento trascendental tanto en su vida personal como en la historia del deporte, ya que Clarendon ha sido una pionera no solo en el baloncesto profesional, sino también en la visibilización y defensa de los derechos de la comunidad LGBTQ+.
Clarendon, quien ha jugado para equipos como Los Ángeles Sparks, New York Liberty, Minnesota Lynx, entre otros, compartió la noticia de su retiro a través de Instagram con un mensaje cargado de reflexión y aceptación: «La lección que he estado aprendiendo este último año es que todo llega a su fin. Ha llegado el momento de poner fin a mi carrera en el baloncesto». Aunque siente un profundo duelo por esta etapa que termina, Clarendon también expresó paz con la decisión, reconociendo que su mente, cuerpo y espíritu estaban listos para dar el siguiente paso.
A lo largo de su carrera, Clarendon no solo se destacó en la cancha, siendo nombrada All-Star en 2017 mientras jugaba con las Atlanta Dream, sino que también se convirtió en una voz poderosa en la lucha por la justicia social. Fue una de las impulsoras de la campaña «Say Her Name» en la WNBA, que buscó honrar la memoria de Breonna Taylor, y promovió que el lema «Black Lives Matter» se exhibiera en las canchas en 2020. Además, Clarendon interpretó un papel fundamental en las negociaciones del convenio colectivo de la WNBA, asegurando mejoras salariales y condiciones de trabajo más dignas para las jugadoras.
Clarendon también quiso agradecer a su esposa, Jessica Dolan, con quien se casó en 2017, así como a los entrenadores, compañeros de equipo y aficionados que les apoyaron a lo largo de su carrera: «Aunque la pena es grande, la alegría permanece. Estoy deseando que me celebren y me quieran».
El impacto de Clarendon en la WNBA y más allá de las canchas es innegable. No solo abrió camino para la comunidad transgénero y no binaria en el deporte, sino que también utilizó su plataforma para abogar por la equidad racial y de género, dejando una huella imborrable en la liga y en la sociedad.
Su retiro no marca el fin de su influencia; más bien, representa el inicio de una nueva etapa, donde seguramente comenzará siendo una inspiración para muchos. Con 42 jugadores LGBTQ+ declarados actualmente en la WNBA, el legado de Clarendon como pionera seguirá vivo en cada rincón de la liga, y en las luchas sociales que aún quedan por pelear.
Su partida deja un vacío en el baloncesto, pero una profunda gratitud en aquellos que tuvieron la oportunidad de verlo brillar. Como dijeron con serenidad, «Aunque la pena es grande, la alegría permanece».