El radical sionismo belicista que gobierna a Israel, abrió un nuevo frente de guerra: dispositivos electrónicos portátiles de comunicación inalámbrica, y paneles solares en hogares.
Centenares de bípers -buscapersonas, transmisores de breves mensajes de texto-, walkie-talkies -aparatos manuales de radiocomunicación-, fueron masiva y simultáneamente detonados, en Líbano -la mayoría- y en Siria, causando decenas de víctimas fatales -niños incluidos-, de acuerdo con versiones periodísticas locales e internacionales.
Los bípers estallaron el 17 de setiembre, y los walkie-talkies detonaron al día siguiente, según las mismas fuentes.
Ambos tipos de dispositivo son usados, masivamente, por integrantes de la organización políticomilitar musulmana libanesa Hezbollah -en transliteración del árabe: Ḥizbu -‘llāh- (Partido de Dios)-, que opera en territorio lo mismo de Líbano -principalmente, el sur del país, desde donde lanza recurrentes ataques contra la limítrofe Israel-, que de Siria.
Estos dos países comparten frontera terrestre de unos 403 kilómetros, y ambos son linderos con Israel -a lo largo de, respectivamente, 81 y 83 kilómetros-.
Consistente en el Consejo Jihad -que dirige sus operaciones militares y de seguridad- y el parrido Bloque Lealtad a la Resistencia -su componente político, representado, en el parlamento libanés, por 15 de los 128 integrantes-, la agrupación adoptó el modelo organizativo creado por el radical ex dictador religioso iraní (1979-1989) ayatola Ruhollah Khomeini.
De acuerdo con versiones periodísticas, el régimen israelí, encabezado por el primer ministro Benjamin Netanyahu, es el autor de los masivos atentados terroristas, acciones que generaron terror colectivo, ya que la mayoría de las explosiones ocurrió en dispositivos portados por personas quienes se hallaban en lugares públicos.
Las criminales acciones también agudizaron la preocupación internacional en cuanto a la formalización de un conflicto bélico regional -un objetivo del sionismo belicista israelí-, en este caso en articular entre Israel y Líbano.
Las detonaciones ocurridas el primer día -17 de setiembre-, destruyeron centenares de bípers en posesión de integrantes de Hezbollah, mietras que las explosiones del día siguiente se focalizaron en walkie-talkies.
Durante la segunda jornada, también estallaron un número no determinado de sistemas de energía solar instalados en hogares, principalmente en Beirut -la capital de Líbano- y en el sur del papis -la zona fronteriza con Israel-.
Al informar, el 19 de setiembre, sobre los atentados terroristas -que cobraron decenas de vidas y generaron miles de heridos, victimizado también a menores de edad-, la agencia informativa estadounidense The Associated Press (AP) indicó que “Hezbollah ha usado bípers como medio para comunicarse, durante años”.
“Y más recientemente, el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, advirtió a los miembros del grupo que no portasen teléfonos celulares, planteando que (esos dispositivos) podían ser usados por Israel para rastrear los movimientos del grupo”, agregó.
“Los bípers también funcionan en una red inalámbrica diferente a la de teléfonos móviles, algo que los hace más resilientes en tiempos de emergencia”, aseguró, a continuación.
“Y, para un grupo como Hezbollah, los bípers proporcionaron un medio para evadir lo que se cree que constituye la intensa vigilancia electrónica Israelí sobre redes de telefonía móvil, en Líbano, dado que la tecnología de los bípers es más sencilla e implica menor riesgo de comunicaciones interceptadas”, precisó AP.
La agencia citó, además, a una fuente no identificada quien echó alguna luz sobre detalles de los atentados.
“Un alto funcionario estadounidense, quien habló a condición de anonimato, dijo que Israel informó, a Estados Unidos, sobre la operación, en la cual pequeñas cantidades de explosivos ocultos en los bípers fueron detonadas”, informó.
“El gobierno libanés, y Hezbollah -respaldada por Irán-, también culparon a Israel por las mortíferas explosiones”, agregó AP, además de precisar que “los militares israelíes (…) tienen una larga historia de operaciones sofisticadas detrás de líneas enemigas”.
El ministro de Defensa de Israel, general retirado Yoav Gallant, rompió el silencio que el sector militar venía manteniendo, sobre los atentados, al dirigirse, el 18 de setiembre, a las tropas de la Fuerza Aérea Israelí (Isreli Air Force, IAF), en la Base Aérea Ramat David, localizada en el norte del país.
“Creo que estamos en el inicio de una nueva fase en esta guerra, y necesitamos adaptarnos”, planteó.
“Vamos a necesitar consistencia en el tiempo”, agregó, para, de inmediato, afirmar que “esta guerra requiere gran valentía, determinación, y perseverancia”.
“El centro de gravedad está moviéndose hacia el norte, estamos desviando fuerzas, recursos, y energía hacia el norte”, informó, igualmente, a ese contingente de la IAF.
Respecto a lo que Israel procura con la ofensiva norte, Gallant aseguró que el objetivo es “claro y sencillo: regresar, seguros, a sus hogares, a los residentes de los pueblos del norte”.
El ministro -quien desempeña, desde 2022, el cargo-, aludió así a los judíos habitantes de esa zona, desplazados por los recurrentes ataques, de Hezbollah, incluidos bombardeos con cohetería lanzada principalmente desde el sur libanés.
En declaraciones contenidas en un video difundido el 8 de agosto de 2023, el militar retirado advirtió a Hassan Nasrallah -el máximo dirigente de Hezbollah-, luego de algunas acciones por parte de esa organización terrorista, que, de persistir en las operaciones, Israel no dudaría en responder, con fuerza irrestricta.
También le advirtió, respecto a la guerra genocidas que Israel lleva a cabo, hace casi un año, en la palestina Franja de Gaza, y en alusión a los judíos secuestrados desde entonces por la organización políticomilitar palestina Hamas, que “no hemos olvidado nuestras tareas en el sur”.
“Este es nuestro deber, y estamos cumpliéndolo al mismo tiempo”, aclaró, en referencia a la ofensiva norte.
En el fuertemente amenazante mensaje enmarcado en una visita que entonces llevó a cabo a la zona norte israelí, el general retirado aconsejó, a Nasrallah que “no nos malinterpreten: nosotros no queremos guerra, pero estamos prontos para proteger a nuestros ciudadanos, nuestros soldados, y nuestra soberanía”, dijo, además de señalar que “ustedes han cometido errores, en el pasado, ustedes han pagado pesados precios”.
“Si (…) una escalada o un conflicto se desarrolla aquí, regresaremos, a Líbano, a la Edad de Piedra”, aseveró.
“No dudaremos en usar todo nuestro poder, y erosionar cada pulgada de Hezbollah y de Líbano, si tenemos que hacerlo”, subrayó, de inmediato, en el video grabado hace algo más de un año.
La masificada acción terrorista israelí contra Hezbollah, detonando bípers y walkie-talkies constituye, efectivamente, como Gallant manifestó, una nueva fase en la guerra que el extremista sionismo judío gobernante en Israel mantiene, hace más de siete décadas, en la región -en particular, contra el pueblo palestino-.
Se trata de una fase bélica que exhibe, con aún mayor claridad, el carácter criminal de lo que sucesivos regímenes israelíes -en particular, el actual- vienen presentando, en obvia manipulación, como acciones supuestamente defensivas frente a una presunta ofensiva irracional árabe.
Las acciones de la flagrante violación actual de la soberanía palestina, tienen, como origen histórico, a mayo de 1948, cuando Israel se declaró, unilateralmente, independiente, contraviniendo la creación de los estados, respectivamente, de Israel y de Palestina, resuelta, en noviembre de 1947, por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La entonces nueva entidad nacional israelí, soltó, hace 76 años, la criminal ofensiva militar que mantiene en actualizada crueldad.
Aquel brutal capítulo de la violenta historia moderna de Oriente Medio, se conoce, en árabe, como al-Nakba (la catástrofe), descrita, por investigadores académicos, como una operación militar de limpieza étnica antipalestina.
Además de la expulsión, las víctimas sobrevivientes sufrieron el robo -o la destrucción- de su patrimonio, mientras que las ciudades, los barrios, la aldeas que ancestralmente habitaron hasta entonces, fueron, en gran proporción, arrasados.
Las viviendas que no fueron destruidas, pasaron a ser ilegalmente ocupadas por “colonos” judíos.
Numerosas familias palestinas llevaron consigo, al forzado exilio, las llaves de sus respectivas viviendas, objetos que conservan como símbolo de la esperanza de regreso, de reivindicación de los derechos violados, de justicia colectiva.
Respecto a los actos terroristas de 17-18 de setiembre en Líbano y en Siria, AP señaló que el primer ataque “pareció se ser una compleja operación israelí dirigida a Hezbollah, pero una enorme cantidad de bajas civiles también fue denunciada, ya que las detonaciones ocurrieron donde los bípers de los miembros (de Hezbollah) estuviesen -incluidos hogares, automóviles, almacenes, y cafés-”.
La agencia indicó, asimismo que “Elijar J. Magnier, un veterano y alto analista de riesgo político con base en Bruselas (la capital belga), quien dice que ha conversado con miembros de Hezbollah y sobrevivientes al ataque, dijo que la más nueva marca de bípers usada en las explosiones del martes (17 de setiembre) fue procurada hace más de seis meses”.
“Cómo llegaron a Líbano, sigue sin aclaración”, agregó AP, siempre citando a Magnier.
También informó que “la compañía taiwanesa Gold Apollo dijo, el miércoles (18 de setiembre) que había autorizado el uso de su marca en el modelo de bíperAR-924, pero que una compañía con sede en Budapest, Hungría, llamada BAC Consulting KFT, produjo y vendió los bípers”.
Al respecto, la agencia precisó que “el Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwán, dijo que no tenía registros de exportaciones directas de bípers Gold Apollo a Líbano”, y que “un portavoz del gobierno húngaro posteriormente agregó que los dispositivos buscapersonas nunca estuvieron en Hungría, tampoco, destacando que BAC había apenas actuado como intermediario”.
Según la misma versión periodística, “también surgió especulación en torno a los dispositivos que estallaron el miércoles (18 de setiembre)”.
“Un ejecutivo de ventas en la subsidiaria estadounidense de Icom, la fabricante japonesa de walkie-talkies, dijo a AP que los dispositivos de radio estallados en Líbano parecen ser una producción clandestina, y no hecha por Icom”.
“‘Puedo garantizarles que no eran productos nuestros’, dijo Ray Novak, un gerente de ventas senior de la división de radio amateur de Icom, durante una entrevista, el miércoles”, agregó la agencia.
El medio de comunicación también informó que “Icom, con sede en (la sureña
ciudad japonesa de) Osaka, agregó el jueves (19 de setiembre), en una declaración, que la unidad de radio inalámbrica IC-V82 fue fabricada para exportación, incluido Oriente Medio,
desde 2004 hasta octubre de 2014”.
“Pero la producción y el envío de su principal unidad terminó hace aproximadamente 10 años, y las baterías también fueron descontinuadas”, agregó AP, además de indicar que “Icom dijo que la radio usada en la explosión no llevaba la calcomanía con holograma antifalsificación que todos los dispositivos de Icom deben llevar”.
Citado por AP, un ex especialista militar británico en explosivos -“quien habló en condición de anonimato, porque ahora trabaja como consultor con clientes en Oriente Medio”- aportó algunos detalles técnicos sobre las explosiones
De acuerdo con la versión periodística, el experto precisó que un aparato explosivo incluye cinco componentes principales -contenedor, batería, dispositivo activador, detonador, carga explosiva-.
“Un bíper ya tiene tres”, señaló, para agregar que “sólo se necesitaría agregar el detonador y la carga”.
AP también citó a Sean Moorhouse, a quien identificó, igualmente, como un ex especialista militar británico en explosivos.
Según el mismo medio de comunicación, Moorhouse dijo, al referirse a los componentes clave, que “esto indica el involucramiento de un actor estatal”, y “agregó que la agencia exterior de inteligencia de Israel, el Mossad, es el más obvio sospechoso en posesión de los recursos para llevar a cabo tal ataque”.
La versión periodística precisó, asimismo, que “Israel tiene una larga historia de llevar a cabo similares operaciones en el pasado”.
El tiempo de planificación de la acción terrorista pudo insumir desde varios meses hasta dos años, según lo indicado, por expertos, a AP.
“La sofisticación del ataque, sugiere que el culpable recolectó (información de) inteligencia, durante largo tiempo”, según lo expresado, a la agencia informativa, por Nicholas Reese, instructor adjunto del Centro para Asuntos Globales (Center for Global Affairs) en la Escuela de Estudios Profesionales (School of Professional Studies) de la Universidad de Nueva York (New York University).
“Un ataque de este calibre, requiere construir las relaciones necesarias para obtener acceso físico a los bípers, antes de que fuesen vendidos; desarrollar la tecnología a ser incorporada a los dispositivos; y desarrollar fuentes que puedan confirmar que los objetivos (las personas) estén portando los bípers”, de acuerdo con la misma versión.
A raíz de lo ocurrido en Líbano en Siria, queda claro que nada de lo que el régimen de Netanyahu está haciendo, en la actual ofensiva bélica, es improvisado ni constituye ninguna respuesta coyuntural a ningún sorpresivo ataque terrorista palestino.
Netanyahu está implementando lo que falta del plan iniciado, hace más de un siglo, por el sionismo imperialista: colonizar toda Palestina, convirtiéndola en el Estado de Israel -sólo para judíos-.
El primer ministro -acusado, en el sistema judicial israelí, por actos de corrupción-, está cumpliendo el trabajo sucio pendiente: el genocidio palestino.
