Enrique Castillo, excanciller y exministro de Justicia, oficializó su precandidatura a la presidencia por el Partido Liberación Nacional (PLN) con un discurso cargado de pasión, llamado a la unidad y promesas de renovación el pasado 24 de enero. Su mensaje, centrado en devolver el poder a las bases y recuperar los ideales fundacionales del partido, resuena como un eco de líderes históricos que marcaron épocas de transformación.
Un paralelismo con Abraham Lincoln: La lucha por la unidad y los valores fundamentales
El enfoque de Enrique Castillo recuerda al presidente estadounidense Abraham Lincoln, quien lideró a su nación durante una de sus épocas más divisorias. Al igual que Lincoln, Castillo no teme desafiar el status quo, enfrentarse a los poderosos dentro de su partido ni denunciar las traiciones a los principios fundamentales que, según él, han puesto en peligro la esencia del PLN.
Lincoln dijo una vez: «La mejor forma de predecir el futuro es crearlo.» Esta frase refleja el compromiso de Castillo de construir un PLN renovado, capaz de liderar a Costa Rica hacia un futuro más justo, seguro y lleno de oportunidades.
El ser humano detrás del político
Enrique Castillo no es solo un político con décadas de experiencia en la administración pública; es también un hombre que ha dedicado su vida al servicio de Costa Rica. Su trayectoria incluye la defensa de los derechos del país en disputas internacionales, como el caso de la Isla Calero, y su paso por el Ministerio de Justicia, donde buscó fortalecer las instituciones democráticas.
Detrás de su discurso político, Castillo se presenta como un hombre profundamente conectado con las bases del partido, las familias costarricenses y los valores que considera fundamentales. Su llamado a una campaña de altura, basada en el respeto y las propuestas concretas, evidencia su deseo de construir un diálogo que trascienda los ataques personales y los intereses individuales.
“Ya basta”: Un grito de esperanza y renovación
El mensaje central de Castillo se condensa en tres palabras: «¡Ya basta!» Este grito no solo es un reproche a las cúpulas que, según él, han desviado al PLN de su camino; es también una invitación a la acción y a la esperanza. En sus palabras:«Liberación Nacional no es un club privado para unos cuantos. Es el partido de todos los costarricenses.»
Este llamado resuena con la famosa frase de John F. Kennedy: «No preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregunta qué puedes hacer tú por tu país.» Castillo invierte esta idea para enfocarse en el empoderamiento de las bases: devolverles el protagonismo a los ciudadanos comunes que han trabajado incansablemente por Costa Rica.
Un liderazgo que inspira poesía
La visión de Enrique Castillo podría asociarse con versos de Pablo Neruda en su poema «Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.» Esta metáfora refleja la esperanza inquebrantable de Castillo de renovar el PLN y, con él, a Costa Rica.
Su mensaje también recuerda al «Canto General», donde Neruda celebra a los pueblos que luchan por la justicia y la dignidad. Castillo, al igual que los protagonistas del poema, se presenta como un hombre del pueblo, listo para defender los intereses de las bases contra las élites que, según él, han traicionado su confianza.
El legado que busca construir

Con una campaña que promete diálogo, respeto y propuestas concretas, Enrique Castillo busca posicionarse como un líder que no solo entiende los desafíos del presente, sino que también tiene la capacidad de construir un futuro mejor. Como él mismo expresó:«Cuando Costa Rica decide unirse, no hay obstáculo que nos supere.»
En este camino, Castillo no solo quiere ser recordado como un político o un precandidato; quiere ser visto como un costarricense comprometido con devolverle la grandeza a su partido y a su país. Su precandidatura es un recordatorio de que, en tiempos de crisis, los líderes emergen no solo por su capacidad de gobernar, sino por su habilidad para inspirar.
