Desde las humildes cocinas de Heredia hasta el exigente mundo de la alta gastronomía, Byron Gómez Chacón ha demostrado que los sueños más grandes pueden nacer en una olla de carne y hacerse realidad en un horno de leña. Este herediano, con raíces firmemente arraigadas en la tierra nicoyana, se ha convertido en el primer costarricense en alcanzar la gloria de una estrella Michelin, un reconocimiento reservado a los chefs y restaurantes más sobresalientes del mundo.
Un viaje de sabores y sacrificios
Nacido en San Josecito de Heredia en 1989, Byron creció rodeado de la sencillez y el calor familiar. Las mejengas interminables con sus primos y los domingos compartidos entre picadillos y arroz con leche fueron la antesala de un amor por la cocina que definiría su vida. Su conexión con la gastronomía se fortaleció durante las visitas a Nicoya, donde aprendió de sus abuelos los secretos de la cocina de leña y la magia de las rosquillas tradicionales.
A los ocho años, su vida dio un giro drástico cuando emigró a los Estados Unidos junto a su familia. Sin idioma, sin recursos y con un entorno desconocido, Byron encontró en la comida un refugio que mantenía viva su identidad costarricense. «Cocinar era mi forma de regresar a casa, de sentirme conectado con mis raíces», comenta Byron, recordando cómo enfrentó la adversidad con el mismo espíritu resiliente que caracteriza a los ticos.
El precio del éxito
La ruta hacia la cima no estuvo exenta de obstáculos. Durante años, Byron trabajó en restaurantes a cambio de comida, alimentando no solo su estómago, sino también su pasión por aprender. «Había días en los que simplemente tenía hambre, pero cada plato que preparaba era un paso más cerca de mi sueño», relata.
Su talento lo llevó a convertirse en chef titular de Eleven Madison Park, reconocido en 2017 como el mejor restaurante del mundo. Pero su ambición no se detuvo ahí. En enero de este año, Byron cofundó BRUTO, un restaurante en Dallas, Texas, donde su estrella Michelin se forjó con dedicación, creatividad y un toque de nostalgia costarricense.
La esencia tica en cada platillo
En BRUTO, Byron ha logrado fusionar la alta cocina con la autenticidad de sus raíces. Desde un pescado inspirado en técnicas indígenas bribris hasta un puré de pejibayes acompañado de morcilla, cada creación lleva el sabor de su tierra natal. «Cocino con el alma de Costa Rica, porque ahí es donde aprendí a amar la comida», afirma con orgullo.
En un gesto que trasciende fronteras, Byron importa ingredientes costarricenses como palmito, café del Irazú y hasta salsa inglesa, demostrando que la gastronomía es una poderosa herramienta para contar historias.
Más que un chef, un embajador
La estrella Michelin de Byron no solo reconoce su excelencia culinaria; también pone a Costa Rica en el mapa gastronómico mundial. «Tenemos una cocina rica en historia y diversidad, pero aún no la hemos contado al mundo como merece», reflexiona.
Al igual que Keylor Navas llevó el nombre de Costa Rica a las ligas más importantes del fútbol, Byron ve su logro como un triunfo colectivo. «Cada plato que preparo es un homenaje a mi familia, a mi tierra y a todos los que luchan por sus sueños».
Un legado de inspiración
A sus 35 años, Byron Gómez es mucho más que el primer chef costarricense con una estrella Michelin. Es un ejemplo de perseverancia, humildad y amor por la cultura. Su historia, que comenzó en las humildes cocinas de Heredia, es un recordatorio de que los sueños se construyen a fuego lento, con paciencia, esfuerzo y una buena dosis de sazón.
«El camino no ha sido fácil, pero cada sacrificio valió la pena. Hoy cocino con el corazón y con la convicción de que el sabor de Costa Rica merece ser conocido en cada rincón del mundo», concluye Byron, un chef que, como las mejores recetas, mezcla lo mejor de sus raíces con una visión innovadora del futuro.