En América Latina, la informalidad laboral sigue siendo una de las principales causas de pobreza, según un reciente informe elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL) del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. En Argentina, seis de cada diez trabajadores informales viven en hogares pobres, una realidad que refleja las profundas desigualdades estructurales de la región.
La informalidad laboral en cifras
Durante el segundo trimestre de 2024, la tasa de informalidad asalariada en Argentina alcanzó el 36,3%, con mayores incidencias entre mujeres (38,9%) y jóvenes (64%). Esto significa que casi cuatro de cada diez trabajadores en relación de dependencia no están registrados en la seguridad social, lo que afecta directamente su acceso a derechos laborales básicos y a una estabilidad económica.
De los asalariados argentinos, el 40% vive en hogares por debajo de la línea de pobreza. Esta cifra se eleva al 63% entre los trabajadores informales, en contraste con el 27% de los asalariados formales. Además, el 59% de los trabajadores informales recibe un salario mensual inferior al costo de la canasta básica de bienes y servicios, comparado con solo el 8% de los asalariados formales.
El impacto del género, la educación y la edad
El informe revela profundas desigualdades en la informalidad según el género y el nivel educativo. Las mujeres asalariadas tienen una tasa de informalidad cinco puntos porcentuales más alta que los hombres, y esta brecha aumenta entre los trabajadores con menor nivel educativo.
Por ejemplo, el 70% de las mujeres con educación básica incompleta trabaja en la informalidad, mientras que la tasa entre hombres con educación universitaria es significativamente menor.
Los jóvenes son los más afectados: el 64% de los trabajadores asalariados menores de 25 años no está registrado en la seguridad social, lo que refleja las dificultades que enfrenta este grupo para acceder a empleos formales.
Desigualdad salarial y pobreza laboral
La informalidad también se traduce en una significativa penalidad salarial. Un trabajador informal en Argentina gana, en promedio, un 46% menos que un trabajador formal con características similares.
En sectores como el comercio, esta diferencia puede superar el 38%.
Además, el impacto de la informalidad se refleja en la escala salarial: el 80% de los trabajadores con menores ingresos trabaja en la informalidad, mientras que en el quintil superior la incidencia se reduce al 6%.
Comparaciones regionales: Argentina en el contexto latinoamericano
En comparación con otros países de la región, Argentina ocupa una posición intermedia en cuanto a tasas de informalidad. Mientras Uruguay, Chile, Costa Rica y Brasil muestran índices de informalidad entre el 9% y el 21%, países como Perú y Paraguay superan el 50%.
Aunque Argentina no lidera el ranking de informalidad en la región, los desafíos para combatirla persisten. Las reformas laborales recientes no han logrado reducir significativamente esta problemática, sino que, según el informe, podrían estar legitimándola en algunos casos.
Hacia una solución sostenible
El informe subraya la importancia de abordar las causas estructurales de la informalidad laboral, como la desigualdad educativa y las barreras de género. Además, resalta el papel fundamental de las pequeñas empresas en la generación de empleo formal. Para lograr una reducción sostenible de la informalidad, se requiere una combinación de políticas públicas que incentiven la formalización, fortalezcan el acceso a la educación y garanticen la equidad de género en el ámbito laboral.
En un contexto donde seis de cada diez trabajadores informales viven en hogares pobres, garantizar empleos formales y salarios dignos es crucial no solo para reducir la pobreza, sino también para avanzar hacia un desarrollo económico y social inclusivo en Argentina y América Latina.
