Por Javier Tórrez Bermúdez
Los cristianos y las cristianas sabemos que es la crucifixión y lo que significa por las enseñanzas que hemos recibidos de las diferentes iglesias cristianas a las que hemos asistido o asistimos.
Cuando concentramos la reflexión de la crucifixión en las reflexiones de las primeras discípulas, discípulos y comunidades cristianas y no nos liberamos de ellas, quedando en el contexto histórico interpretando de una manera literal. Es decir, nos quedamos atrapado en la justificación que escribieron los autores de los evangelios y las cartas del nuevo testamento.
Son reflexiones de más de dos mil años, escritas en un contexto de asombro y de dolor. No me estoy refiriendo al hecho histórico narrado por los evangelios del proceso de la traición de Judas, el arresto, el juicio con los falsos testigos, la condena espuria hasta la crucifixión.
Y esta última, no fue falsa ni mentira. Murió ejecutado en la cruz como un rebelde y vandálico. Antes de continuar, veamos el origen de la crucifixión y a quienes se les aplicaba la horrenda tortura de la muerte en una cruz.
Según la información, comienza con el imperio Asirio. Entre el año 900 a. C y 600 a. C, aproximadamente, se erigió como una gran civilización, una superpotencia tecnológica, gracias a la riqueza de sus “mercaderes” y la “crueldad de sus ejércitos”.
De ahí pasa, al imperio Persa, después lo hace una práctica en todo su imperio Alejandro Magno llegando hasta el imperio Romano. Los romanos perfeccionan la cruz haciéndolas de diferentes tamaños y crucificando a sus víctimas de diferentes formas, entre las más comunes con la cabeza hacia abajo o hacia arriba. Lo bueno de este párrafo, es que nos demuestra que aun los imperios no permanecen para toda la vida, mucho menos un tirano y una tirana de pacotilla como es Ortega-Murillo.
A quienes ejecutaban Uno de esos relieves, cuenta la historiadora Rebecca Denova, muestra a «prisioneros colgados en postes, con el poste insertado a través de las costillas», después de que Senaquerib (reye Asirio) conquistara la ciudad israelita de Laquis en 701 a. C. «El propósito de este castigo insoportable era enfatizar la crueldad y el terror que les esperaba a los prisioneros y rebeldes», indicó en un artículo de la World History Encyclopedia. Veamos la apreciación de un político y filósofo romano como es Cicerón: “Consideró la crucifixión como el castigo (más cruel y aterrador) que podía existir” Por tanto, podemos deducir por los hechos que la crucifixión era la forma más brutal, despiadada y la peor de todas las demás aplicadas para los rebeldes, opositores y enemigos de los sistemas imperiales.
Los emperadores, los reyes, todos tiranos, los usaban para meter miedo a la población, pero a pesar de esas técnicas represivas no detuvieron a las personas que se embargaron en la empresa de liberarse de dichos imperios de cada época que les tocó vivir, porque hasta el día de hoy no existe ningún imperio de los mencionados. Uno a uno fue cayendo en la historia humana.
La dictadura orteguista no será la excepción, más pronto que tarde las y los azules y blancos opositores la mandaran a enterrar para siempre, echándola al basurero de la historia nicaragüenses. Retornemos al segundo párrafo del comienzo de esta reflexión. Hay que destacar, que ahora tenemos las aclaraciones pertinentes del origen de la crucifixión y a quienes se las aplicaban sin piedad como la peor pena de castigo ejemplar hasta la muerte.
Como hemos dicho al principio, los evangelios y las epístolas son el producto de las reflexiones de las primeras comunidades cristianas post resurrección de Jesús de Nazaret. Ante el asombro de la muerte de su maestro en la cruz y no solo maestro, todos ellos y ellas creían que era el Cristo el hijo del Dios viviente. Quedaron espantados, traumatizados y horrorizados.
En esas circunstancias tienen que buscarle sentido a la muerte de su Mesía y tienen que construir una narrativa en el nuevo testamento y a la que nos referimos es a la siguiente: “Jesús lo crucificaron por nuestros pecados. Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Jesús pago con su sangre nuestras culpas (pecados). Y un gran etcétera”.
Ahora bien, si nos detenemos a observar minuciosamente al nuevo testamento, nos damos cuentas que es una obra destinada al proselitismo religioso en marcado para enfatizar el carácter místico de la cruel crucifixión y muerte de Jesucristo.
Los argumentos, ya señalados en el párrafo de arriba lo que hace es liberar a los responsables de aplicar con tanto lujo de violencia desde la flagelación hasta la muerte y ellos son los poderes del imperio Romano, los herodianos y los sumos sacerdotes.
A Jesucristo, el hijo del hombre, lo crucifican, porque cuestiona el orden político de corrupción y opresión de los romanos, llama a Herodes “Zorra” y a los sumos sacerdotes los acusa de que han convertido la casa de su padre “en cueva de ladrones”.
Hay que destacar, que esta estrategia de las primeras comunidades cristianas en los evangelios y las cartas tuvo una transcendencia a niveles insospechables por los alcances del territorio judío y después en la decadencia del imperio Romano, que por decreto con una clara intención política adopto el cristianismo como religión oficial.
Asimismo, a nivel planetario hoy en día por la evangelización. Entonces, para los tres poderes responsables de la ejecución del Nazareno, partieron de su lógica política como era la estabilidad y recurrieron a usar todos sus recursos imperial, estatal y religioso, se confabularon para eliminar un alborotador más.
Según como ellos lo pensaban. Sin embargo, como decimos en Nicaragua el “Tiro les salió por la culata” porque a más de dos mil años, seguimos celebrando la resurrección del hijo del carpintero y del pueblo oprimido.
Es importante resaltar, que es responsabilidad de los cristianos y de las cristianas no dejar que los Estados, los gobiernos y los líderes religiosos pro gobiernos y dictadores conviertan a Jesús de Nazaret en un personaje oficialista como instrumento para que las y los creyentes mantengan una actitud pasiva y no protesten al sometimiento de los caprichos de los tiranos y las tiranas en contra del pueblo. Debemos mantener una vigilancia permanente y de rechazo a estas prácticas estatales.
El carpintero de Galilea confronto sin diplomacia sino de frente a los poderes mundanos que son opresivos, represivos y anti vida. Por eso él dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Esa vida en abundancia la vamos a lograr siempre que estemos comprometidos con el proyecto del hijo de Dios, quien vino para que el Reino de su Padre sea anunciado, creído y construido por los seres humanos, en armonía con los animales y el cuidado de la madre tierra. Amén. Retomando el título de esta reflexión “Nicaragua Crucificada” La Nicaragua de hoy esta crucificada por la dictadura que ha demostrado ser más feroz, cruel y despiadada que fue la dictadura somocista.
Ninguna dictadura es generosa, pero hay unas más sanguinarias que otras y la de ahora que se ha instalado en la Nicaragua crucificada supero con creces a la somocista. Sin embargo, lo que olvidan los dictadores es que sus sistemas dictatoriales no son eternos, aunque tengan a la población más del 85% crucificada, en el caso de Nicaragua, siempre hay redención producto de la resurrección de las y los crucificados, torturados, ejecutados y sepultados, algunos cadáveres de los mártires y héroes tuvieron suerte de ser enterrados.
A Jesús de Nazaret lo crucificaron por su manera de cómo vivió. Hoy domingo de resurrección del Cristo de la historia, también nuestros crucificados resucitaran en el día de la victoria. Esperamos con el trabajo activo de resistencia y la combatividad de nuestro pueblo nicaragüenses derrotar a la oprobiosa y depreciable dictadura.
Tenemos las manos puestas en el arado y en el caminar vamos haciendo el surco y sembrando la semilla de germinación para la resurrección sinónimo de liberación.
Javier Tórrez Bermúdez Teólogo y politólogo
31 de marzo de 2024
Guayabos de Curridabat, San José, Costa Rica.