Naciones Unidas exige a Israel que salga de Palestina, Israel bombardea Líbano

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El sionismo guerrerista israelí demostró, por enésima vez, su criminal arrogancia imperialista, y su flagrante irrespeto al ordenamiento legal internacional: cinco días después de que Naciones Unidas le ordenó que termine su ilegal ocupación -de hace décadas- en Palestina, bombardeó -otra vez- territorio libanés.

La excusa -otra vez-: responder a ataques lanzados -desde el sur de Líbano- contra la limítrofe Israel, por parte de la musulmana organización políticomilitar libanesa Hezbollah -en transliteración del árabe: Ḥizbu-‘llāh- (Partido de Dios)-.

Ello, al tiempo que mantiene el genocidio que, mediante las Fuerzas de Defensa de Israel (Israel Defense Forces, IDF), inició -hace casi un año- en la palestina Franja de Gaza, lo mismo que la violenta ocupación militar/civil en la que persiste -hace más de medio siglo- en Cisjordania.

Separadas por territorio israelí, Gaza y Cisjordania son los sectores -respectivamente, occidental y oriental- del territorio que corresponden al Estado de Palestina -creado, en 1947, junto con el de Israel, por Naciones Unidas-, al cual el sionismo extremista no solamente se niega a reconocer sino que está en plan de desaparecer -para que toda Palestina se convierta en Israel-.

Haciendo el trabajo sucio del radicalismo terrorista judío, el primer ministro israelí, el séren (capitán) Benjamin Netanyahu -penalmente acusado, en Israel, por actos de corrupción-, está regionalizando -mediante bombardeos aéreos contra objetivos en los limítrofes Líbano y Siria- la guerra de limpieza ética y destrucción física que lleva adelante, desde el 7 de octubre de 2023, en Gaza.

La mañana de ese día, el movimiento políticomilitar palestino Harakat al-Muqawama al-Islamiya -que, en transliteración del árabe, significa Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas)-, perpetró, en territorio israelí, desde la fronteriza Gaza, un ataque terrorista que cobró 1200 vidas e implicó el secuestro de 251 rehenes judíos -incluidas mujeres-, lo mismo israelíes que de otras nacionalidades.

Siguiendo el libreto, la respuesta del régimen de Netanyahu, por la noche, consistió en lanzar -en alegada legítima defensa- la guerra de exterminio con la cual ha asesinado a más de 40 mil palestinos -la mayoría, niños y mujeres-, además de haber destruido infraestructura hospitalaria y educativa, todo lo cual se suma al intensificado bloqueo que impide el fluido ingreso, a Gaza, de ayuda humanitaria internacional de emergencia.

De acuerdo con tempranas versiones periodísticas, la Fuerza Aérea Israelí (Israeli Air Force, AIF), violó la soberanía de Líbano, al bombardear, el 23 de setiembre, Beirut -la capital nacional- y otras ciudades.

Fue el inicio de la ofensiva militar que, en territorio libanés, solamente los dos primeros días, ha generado centenares de víctimas fatales -incluyendo decenas de niños- así como miles de heridos -números que, al igual que ocurre en Gaza, ascenderán-.

La ofensiva sigue a bombardeos, por pate de Hezbollah, desde el sur libanés, principalmente contra objetivos en el fronterizo norte israelí.

Autoridades militares judías -incluidos el ministro de Defensa, general retirado Yoav Gallant, y el jede del Estado Mayor de las IDF, general Herzi Halevi-, han afirmado, recientemente, que, sin suspender la guerra en Gaza, el régimen está centrando atención en la zona norte, para asegurar el regreso seguro de los habitantes de numerosas ciudades y localidades del área desplazados por las acciones de Hezbollah.

Simultáneamente, en una alocución por televisión, el 23 de setiembre, el criminal de guerra Netanyahu dirigió, al pueblo libanés, un mensaje insultante e hipócrita, como parte del cual, entre otras ofensas, dijo, a la población civil, que se desplace, de zonas de riesgo, a áreas seguras.

Reiteró, así, el criminal libreto que implementa en Gaza, a cuya población civil mantiene en constante desplazamiento -supuestamente para protegerla del genocidio que, en realidad, está imponiéndole-.

“Tengo un mensaje para el pueblo de Líbano: la guerra de Israel no es con ustedes, es con Hezbollah”, aseveró, manipuladoramente.

También dijo, a los libaneses -tratándolos con arrogante condescendencia-: “aléjense del peligro”.

Y reafirmó: “tomen en serio, esta advertencia”.

“No permitan que Hezbollah ponga en peligro sus vidas y las vidas de sus seres queridos”, aseguró, además de clamar: “no permitan que Hezbollah ponga a Líbano en peligro”.

“Por mucho tiempo, Hezbollah ha estado usándolos como escudos humanos: ha colocado cohetes en sus salas, y misiles en su garaje”, siguió planteándoles -como cuando Trump inventa que los migrantes haitianos, en Estados Unidos, están comiendo las mascotas de los estadounidenses-.

“Esos cohetes y misiles están apuntados, directamente, a nuestras ciudades”, razón por la cual, “para defender, a nuestro pueblo, de los ataques de Hezbollah”, es necesario destruir esos proyectiles.

Al reiterar el llamado -en modo de irrespetuosa orden- a los libaneses a que, “por favor, salgan de peligro, ahora”, asevero: “una vez que nuestra operación termine, ustedes pueden regresar, seguros, a sus hogares”.

La agresión militar judía es la sexta en gran escala en el marco del conflicto que mantiene enfrentados a Israel y a Líbano -después de las perpetradas, respectivamente, en 1978, 1982, 1993, 1996, 2006-.

De acuerdo con versiones periodísticas internacionales, la presente ofensiva se perfila como la peor.

En la extensa declaración que aprobó, el 18 de setiembre, la Asamblea General de Naciones Unidas definió, en fuertes términos, la ilegalidad de la ocupación israelí de la mayor parte del territorio palestino -Gaza, Cisjordania, y el sector oriental de la ciudad de Jerusalén, ubicada en la segunda zona, sector urbano sagrado para el Cristianismo, el Islam, y el Judaísmo-.

El texto recibió contundente apoyo -124 votos a favor-, y débil oposición -14 votos en contra, entre los cuales figuraron, previsiblemente, los de Israel, Estados Unidos, y Argentina, cuyo impresentable presidente, Javier Milei, plantea, que, una vez que se convierta, quiere ser el primer presidente judío del rioplatense y andino país sudamericano-.

La votación incluyó 43 abstenciones, entre ellas la de Uruguay, cuyo voto, en noviembre de 1947, fue decisivo para la aprobación del Plan de Partición de Palestina -que creó los estados, respectivamente, de Israel y de Palestina, y que fue violado por la parte judía-.

En el segundo de los 19 puntos conclusivos, el reciente texto de la Asamblea General indicó que el principal foro mundial “exige que Israel ponga fin sin demora a su presencia ilegal en el Territorio Palestino Ocupado, que constituye un hecho ilícito de carácter continuado que genera su responsabilidad internacional, y que lo haga a más tardar 12 meses después de la aprobación de la presente resolución”.

Más adelante, planteó que la asamblea “exige que Israel cumpla sin demora todas las obligaciones jurídicas que le incumben en virtud del derecho internacional, en particular las establecidas por la Corte Internacional de Justicia”.

Esto, entre otras acciones, “retirando todas sus fuerzas militares del Territorio Palestino Ocupado, incluido su espacio aéreo y marítimo”.

Igualmente, “poniendo fin a sus políticas y prácticas ilegales, en particular procediendo al cese inmediato de cualquier nueva actividad de asentamiento, la evacuación de todos los colonos del Territorio Palestino Ocupado y el desmantelamiento de las partes del muro construido por Israel que están situadas en el Territorio”.

Asimismo, “derogando toda la legislación y las medidas que crean o mantienen la situación ilegal, incluidas las que discriminan al pueblo palestino, así como todas las medidas destinadas a modificar la composición demográfica, el carácter y el estatuto de cualquier parte del Territorio, en particular todas las medidas que violan el status quo histórico de los lugares santos de Jerusalén”.

Ello, en alusión a la ilegal y violenta invasión, en Cisjordania, por parte de civiles armados -los eufemísticamente denominados “colonos”- con apoyo militar, y a las electrónicas vallas -lo mismo alrededor de Gaza que en Cisjordania- mediante las cuales el régimen judío impide el libre desplazamientos, de los ciudadanos palestinos, entre ambos territorios de su agredido Estado.

También, “reparando los daños causados a todas las personas físicas y jurídicas afectadas en el Territorio Palestino Ocupado”.

En esos y otros claros términos, la resolución respondió, favorablemente, a la respuesta que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dio a la Opinión Consultiva, que la Asamblea General le solicitó, el 30 de diciembre de 2022.

La consulta apuntó a determinar las “consecuencias jurídicas derivadas de las políticas y prácticas de Israel en el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental, y de la ilegalidad de la presencia continuada de Israel en el Territorio Palestino Ocupado”.

Citada en la resolución de la Asamblea General, la respuesta de la CIJ precisó que “la presencia continuada de Israel en el Territorio Palestino Ocupado es ilegal”, además de que “Israel tiene la obligación de poner fin a su presencia ilegal en el Territorio Palestino Ocupado lo antes posible”.

Igualmente, que “Israel tiene la obligación de cesar de inmediato cualquier nueva actividad de asentamiento, y de evacuar a todos los colonos del Territorio Palestino Ocupado”, y que “Israel tiene la obligación de reparar los daños causados a todas las personas físicas o jurídicas afectadas en el Territorio Palestino Ocupado”.

En la resolución, la Asamblea General expresó que “exhorta a todos los Estados a que cumplan las obligaciones que les incumben en virtud del derecho internacional, entre otras las que se contemplan en la opinión consultiva”.

Esto, “incluida su obligación de: promover, mediante acciones conjuntas o individuales, la realización del derecho del pueblo palestino a la libre determinación”, lo mismo que “abstenerse de toda acción que prive al pueblo palestino de este derecho”.

También, “respetando la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, velar por que se ponga fin a todo impedimento resultante de la presencia ilegal de Israel en el Territorio Palestino Ocupado para el ejercicio por el pueblo palestino de su derecho a la libre determinación”.

La Asamblea General formuló, asimismo, un llamado mundial a “no reconocer como legal la situación derivada de la presencia ilegal de Israel en el Territorio Palestino Ocupado; no prestar ayuda ni asistencia para mantener la situación creada por la presencia ilegal de Israel en el Territorio”.

Igualmente, “abstenerse de mantener relaciones convencionales con Israel en todos los casos en que pretenda actuar en nombre del Territorio Palestino Ocupado o de una parte de él en asuntos que afecten al Territorio Palestino Ocupado o a una parte de su territorio”, y “abstenerse de entablar relaciones económicas o comerciales con Israel en lo que respecta al Territorio Palestino Ocupado o partes de él que puedan afianzar su presencia ilegal en el Territorio, incluso en relación con los asentamientos y su régimen asociado”.

Sumado a ello, “abstenerse, en el establecimiento y mantenimiento de misiones diplomáticas en Israel, de cualquier reconocimiento de su presencia ilegal en el Territorio Palestino Ocupado, en particular no estableciendo misiones diplomáticas en Jerusalén”, y “adoptar medidas para impedir las relaciones comerciales o de inversión que contribuyan al mantenimiento de la situación ilegal creada por Israel en el Territorio Palestino Ocupado, incluso en relación con los asentamientos y su régimen asociado”.

A nivel comercial y económico, los exhortó, a los países, a que “adopten medidas para asegurar que sus nacionales, y las empresas y entidades bajo su jurisdicción, así como sus autoridades, no actúen de manera que suponga el reconocimiento de la situación creada por la presencia ilegal de Israel en el Territorio Palestino Ocupado ni presten ayuda o asistencia para mantener esa situación”.

Y, agregando el componente de asistencia militar, a que “adopten medidas para cesar la importación de cualquier producto originario de los asentamientos israelíes, así como el suministro o la transferencia a Israel, la Potencia ocupante, de armas, municiones y equipo conexo cuando existan motivos razonables para sospechar que puedan utilizarse en el Territorio Palestino Ocupado”.

La guerrerista bestia sionista israelí se siente amenazada, de modo que responde como únicamente puede: agrediendo más.

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