Kamala Harris: la promesa de una presidencia de futuro, no hay vuelta atrás

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Mi vaticinio de hace cuatro años parece próximo a cumplirse: Kamala Harris se encamina a convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos.

Pareciera que su principal adversario, el tóxico Donald Trump, coincide conmigo -sería lo único en lo que estaríamos de acuerdo-, a juzgar por la agresividad de sus más recientes declaraciones -de vulgaridad fortalecida- respecto a la candidata y actual vicepresidenta.

Harris, hija de inmigrantes -la bióloga investigadora india Shyamala Gopalan, y el economista jamaiquino Donald Harris-, se convirtió formalmente, el 22 de agosto, en la aspirante presidencial por el gobernante Partido Demócrata para las elecciones de noviembre de este año, en reemplazo de Joe Biden, quien, bajo fuerte presión -dentro de la agrupación política, y a nivel ciudadano en general-, renunció a seguir buscando cuatro años más como gobernante.

En una nota de análisis/opinión que escribí, hace cuatro años -el 25 de agosto de 2020-, en este medio, pronostiqué, en el título: “La primera presidenta, y mestiza, de Estados Unidos se llama Kamala Harris”.

En ese artículo, también aseguré -y sigo sosteniéndolo- que Harris está en fenomenales condiciones de pulverizar las prejuiciadas barreras racial/étnica/machista, para ser la primera inquilina de la Casa Blanca, en la historia nacional.

Eso fue seis días después de que la abogada oriunda del occidental y costero estado de California -específicamente, nacida en la portuaria ciudad de Oakland, en la Bahía de San Francisco -, se convirtió en la primera mujer de ascendencia afroasiática postulada a la vicepresidencia estadounidense por uno de los dos partidos tradicionales del país norteamericano.

Ganadores de la elección presidencial llevada a cabo el 3 de noviembre de 2020, Biden y Harris aspiraban ahora, cuatro años después, nuevamente como fórmula demócrata -con miras a la contienda que está programada para el 5 de noviembre-, a la reelección.

Pero después del desastroso debate electoral -que él propuso-, el 27 de junio, con el nefasto ex mandatario (2017-2021) Donald Trump -por tercera vez consecutiva (2016, 2020, 2024) candidato presidencial por el opositor Partido Republicano-, Biden optó por desistir, el 21 de julio, y, para reemplazarlo, impulsó a Harris -de quien ha dicho que será “una fenomenal presidenta” (“a hell of a president”).

La irrupción de Harris como protagonista principal demócrata, dinamizó, instantáneamente, el proceso electoral 2024 -además de ubicarla en el centro del escenario político estadounidense, intimidado a Trump-.

La inesperada candidata inyectó, a la batalla proselitista, la fuerza de una mujer de carácter, de una dirigente cuyos discursos establecen una intensa conexión con la gente.

Se trata de una abogada con ascendente trayectoria destacada en el campo legal estadounidense -ha sido fiscala de Distrito de la costera ciudad californiana de Los Ángeles (2004-2011), y fiscala General del estado de California (2011-2017)-, y con alto recorrido político partidista -ha sido senadora (2017-2021), además de, ahora, vicepresidenta del país (2021-2025)-.

El debate político enmarcado en la presente campaña, venía centrado en lo que se presentaba como la imbatible ventaja que Trump presentaba frente a Biden, en los fuertes intercambios personales desde sus respectivas trincheras proselitistas por ambos candidatos, y en el hecho de que se trataba de dos “políticos viejos” -el republicano, de 78 años, y, el demócrata, de 81-.

También estaba centrado, en buena medida, en contabilizar las mentiras formuladas por Trump en sus declaraciones de campaña -ello, sumado al récord de más de 30 mil que acumuló en los cuatro años presidenciales-, y se enfocó, igualmente, en los lapsus en que Biden incurrió en sus intervenciones.

Harris, de 60 años, mostró, desde el retiro electoral de Biden, intensidad y creatividad en sus planteamientos, al punto de -al menos inicialmente- haber invertido las posiciones en encuestas de intención de voto, presentado una tendencia ventajosa -al tiempo que las donaciones a su incipiente campaña se viralizaron-.

Los frentes que cubre el mensaje de la candidata son variados, destacándose, por ejemplo, el énfasis en que lo peor que puede ocurrir es una nueva presidencia de Trump, la necesidad de recuperar el derecho de las mujeres a decidir en materia de salud sexual y reproductiva -puntualmente, recuperar el derecho al aborto-, resolver la crisis humanitaria fronteriza sin satanizar a los inmigrantes en situación irregular.

En materia de política exterior, los principales conceptos transmitidos se refieren a consolidar la presencia de Estados Unidos en el escenario internacional, proyectando/fortaleciendo la imagen de actor principal, paladín de la democracia, defensor de la libertad.

Respecto a crisis mundiales específicas, Harris aseguró que continuará la solidaridad estadounidense con el régimen derechista del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en el contexto de la guerra que Rusia y Ucrania libran desde el 24 de febrero de 2022.

También se esforzó por mantener el hasta ahora inexistente -aunque oficialmente subrayado- equilibrio entre el guerrerista sionismo imperialista israelí y el movimiento políticomilitar palestino Harakat al-Muqawama al-Islamiya -en transliteración del árabe: Movimiento de Resistencia Islámica- (Hamas).

Y frente a lo que la derecha del establishment estadounidense -político, empresarial, militar- considera como posiciones “izquierdistas” y “radicales” -en el mejor de los casos, “progresistas”-, Harris garantizó que, como presidenta, respaldará el robustecimiento de las fuerzas armadas estadounidenses.

“Como comandante en jefe, me aseguraré de que Estados Unidos siempre tenga la fuerza de combate más poderosa, más letal del mundo”, prometió.

Igualmente, “me aseguraré de que conduzcamos al mundo hacia el futuro en inteligencia espacial y artificial, que Estados Unidos -no China- gane la competencia por el siglo veintiuno, y que fortalezcamos, no que abandonemos, nuestro liderazgo global”, subrayó.

A nivel de política nacional, la aspirante a la presidencia maneja el discurso comparativo entre su oferta gubernamental, con acciones enfocadas en la gente, y la trumpista, centrada en los segmentos poblacionales privilegiaos.

Los plantéamelos de Harris han generado lo que se percibe como un intenso vínculo candidata-población, una fascinación de la base -principalmente la demócrata, la femenina, la de ascendencia asiática, la negra-, la identificación de la gente con las propuestas de su potencial presidenta.

Ese fenómeno -que no era el caso con Biden, al menos no tan intensamente, y que, a diferencia del trumpismo, no se caracteriza por la irracionalidad- es descrito, por diferentes medios de comunicación, y por analistas políticos, como “la luna de miel” entre Harris y la gente.

Al hacerlo, se preguntan cuánto durará, y, en el caso de que persista, si se traducirá en los votos necesarios para que la candidata derrote al misógino/racista/xenofóbico -además de monumentalmente corrupto e ignorante- adversario republicano.

En su aceptación, el 22 de agosto, de la candidatura presidencial, la dirigente trazó, ante la entusiasmada multitud reunida en la reciente y festiva Convención Nacional Demócrata (Democratic National Convention, DNC), los lineamientos generales de su eventual gobierno, contrastándolos con la peligrosamente sombría perspectiva de un nuevo régimen trumpista.

“Esta elección no es solamente la más importante de muestras vidas, es una de las más importantes en la vida de nuestra nación”, aseguró, en el nocturno acto de cierre de la DNC llevada a cabo del 19 al 22 de agosto, en la instalación polideportiva United Center, en la norteña ciudad de Chicago.

“De muchas maneras, Donald Trump es un hombre no-serio”, planteó, a continuación, para advertir: “pero las consecuencias de poner a Donald Trump, de regreso, en la Casa Blanca, son extremadamente serias”.

“Consideren no solamente el caos y la calamidad de cuando estuvo en el cargo, pero, también, la gravedad de lo que ha ocurrido desde que perdió la última elección”, agregó, en referencia a la votación de noviembre de 2020.

Harris aludió, así a hechos tales como la tercamente recurrente aseveración Trump en el sentido de que la elección le fue robada, y que, si pierde otra vez, la perspectiva es “un baño de sangre”.

Además, la demócrata destacó el intento de golpe de Estado que, 15 días antes de finalizar su mandato, el todavía presidente perpetró, el 6 de enero de 2021, cuando miles de irracionales trumpianos -una proporción considerable, portando armas de fuego- asaltaron la sede parlamentaria estadunidense.

Incentivada por su dictatorial líder, la horda paramilitar -incluidos los neofascistas Proud Boys (Muchachos Orgullosos)- intentó impedir que el entonces vicepresidente estadounidense, Mike Pence, en su calidad constitucional de preside del Senado, oficializara el triunfo electoral de Biden/Harris.

La candidata hizo, también, referencia a los juicios penales que Trump enfrenta, por actos de corrupción, incluido abuso sexual -en uno de ellos, hallado culpable-.

Asimismo, aludió al extremadamente serio hecho de que, en una acción sin precedente en la historia nacional -y en obvio alineamiento con Trump-, el mayoritario boque conservador de la Corte Suprema de Estados Unidos (Supreme Court of the United States, Scotus) se pronunció, recientemente, en el sentido de que los presidentes y los ex presidentes estadounidenses deben contar con inmunidad sin límite, por sus acciones de las que sean responsables en el desempeño de su mandato.

Por mayoría de 6-3, el tribunal aprobó y emitió, el 1 de julio, esa resolución -debatida el 25 de abril-, lo que, en lo inmediato, resultó en la postergación, al máximo posible, de uno de los cuatro juicios que Trump enfrenta -el específicamente referido a si la inmunidad presidencial lo protege del intento de golpe de Estado que perpetró el 6 de enero de 2021-.

Los nueve magistrados de la Scotus son: Clarence Thomas (desde 1991), John Roberts (desde 2005), Samuel Alito (desde 2006), Sonia Sotomayor (desde 2009), Elena Kagan (desde 2010), Neil Gorsuch (desde 2017), Brett Kavanaugh (desde 2018), Amy Coney Barrett (desde 2020), Ketanji Brown Jackson (desde 2022).

Thomas, Roberts -actual magistrado jefe (presidente)-, y Alito, fueron designados por el ex presidente (2001-2005, 2005-2009) George W. Bush, mientras que Gorsuch, Kavanaugh, y Barrett son nombramientos de Trump (2017-2021).

Por su parte, Sotomayor y Kagan fueron designadas por el ex presidente (2009-2013, 2013-2017) Barak Obama, y el nombramiento de Jackson correspondió al actual mandatario (2021-2025), Joe Biden.

En su escrito de disenso, incorporado -como los textos de los demás magistrados-,a la resolución, Sotomayor señaló, en calidad de demoledora advertencia -lo que fue apoyado por sus colegas Jackson y Kagan-, que “la decisión de hoy, de otorgar inmunidad plena a los ex presidentes, configura la presidencia”.

Además, lo resuelto, “se burla del principio fundacional de nuestra Constitución y (nuestro) sistema de gobierno, de que ningún hombre está por encima de la ley”, planteó, en el extenso razonamiento.

En la intensa interacción que mantuvo con los miles de delegados presentes en la DNC, así como en la conexión personal con sus compatriotas, durante la actividad televisada en vivo, Harris denunció que, al negarse a aceptar la derrota electoral de 2020, Trump “trató de desechar los votos de ustedes”.

“Cuando fracasó, envió a una furiosa turba, al Capitolio de Estados Unidos (la sede parlamentaria), donde atacaron a agentes de cumplimiento de la ley”, subrayó la candidata.

“Cuando políticos de su propio partido le suplicaron que desmovilizara a la turba, hizo lo contrario: atizó las llamas”, agregó.

“Y consideren lo que intenta hacer si le damos, nuevamente, poder”, planteó, en calidad de llamado a reflexionar.

“Consideren su explícito intento de poner en libertad a extremistas violentos quienes asaltaron a esos agentes de cumplimiento de la ley en el Capitolio”, además de “su explícita intención de encarcelar a periodistas, opositores políticos, y a cualquiera a quien vea como el enemigo, su explícita intención de movilizar a nuestros militares activos contra nuestros propios ciudadanos”, siguió puntualizando.

“Consideren el poder que tendrá, especialmente después de que la Cote Suprema de Estados Unidos termina de resolver que sería inmune a enjuiciamiento penal”, subrayó.

“Solamente, imaginen a Donal Trump sin barreras, y cómo usaría los inmensos poderes de la presidencia de Estados Unidos, no para mejorar la vida de ustedes, no para fortalecer nuestra seguridad nacional, sino para servir al único cliente que ha tenido: él mismo”, señaló.

“Y sabemos cómo sería un segundo período Trump: todo está expuesto en el Proyecto 2025, escrito por sus más cercanos asesores”, advirtió, en alusión a un exhaustivo programa de gobierno conservador elaborado por ideólogos de la ultraderecha estadounidense.

Harris aludió, así, a la propuesta de 922 páginas, que, consistente en 30 capítulos distribuidos en cinco secciones, fue difundida con el título “Mandato para Liderazgo. La Promesa Conservadora. Proyecto 2025. Proyecto de Transición Presidencial”, en cuya elaboración participaron ex altos funcionarios del régimen trumpista así como cercanos allegados al autócrata.

Elaborado en 2023 -pensando en la reelección de Trump-, bajo supervisión de la conservadora Heritage Foundation, el plan, dado a conocer en julio de 2024, prevé, entre sus objetivos centrales, una profunda restructuración del Poder Ejecutivo -lo que, en términos generales, coincide con el pronunciamiento de la mayoría derechista de la Scotus respecto a la inmunidad presidencial-.

Establecida en 1973, la fundación -un tanque de pensamiento ultraconservador que asesora a gobiernos republicanos- se posicionó, como un actor líder de la derecha estadounidense, durante la administración (1981-1985, 1985-1989) del pésimo actor y peor presidente Ronald Reagan, en cuya gestión tuvo fuerte influencia.

En su sitio en Internet, la fundación indica que sus tres declarados objetivos principales son los de “proporcionar soluciones, investigando, desarrollando, y promoviendo soluciones innovadoras”, además de “movilizar a los conservadores, uniendo al movimiento conservador para que trabaje unido”, lo mismo que “capacitar a líderes, preparando a las futuras generaciones que liderarán a Estados Unidos”.

La fundación también asegura que, “ahora, más que nunca, el pueblo estadounidense necesita a un defensor quien preserve el gran experimento estadounidense y todo lo bueno y lo justo que representa”.

A continuación, explica que “es por eso que La Fundación Heritage existe”.

Como consecuencia de las críticas de diversos sectores al Proyecto 2025, y de la impopularidad de la iniciativa en un amplio segmento de votantes -más de 40 por ciento, frente a un 16 por ciento de apoyo, y un 40 por ciento que no la conoce-, su director, Paul Dans -uno de los principales promotores y autores de la iniciativa-, anunció, al final de julio, la decisión de renunciar al cargo.

Dans se desempeñó, durante el régimen trumpista, como jefe de Personal de la Oficina de Administración de Personal de Estados Unidos (United States Office of Personnel Management, OPM).

El prolongado texto contiene el comentario introductorio “Una Nota sobre el ‘Proyecto 2025’”, en el cual Dans expuso la visión ultraderechista republicana -y, obviamente, trumpiana- de lo que debe ser el Poder Ejecutivo estadounidense.

“El Proyecto de Transición Presidencial 2025 es el esfuerzo unificado del movimiento conservador por estar pronto para que la próxima Administración conservadora gobierne a las 12:00 del mediodía, el 20 de enero de 2025”, escribió el ahora ex jefe de la iniciativa.

“Para que los conservadores tengan una oportunidad combativa de asumir el Estado Administrativo y reformar nuestro gobierno federal, la tarea tiene que empezar ahora”, agregó, además de precisar que “la totalidad de este esfuerzo es para aportar al próximo presidente conservador, quien sea él o ella”.

También relató que, en 1980, la fundación entregó, a Reagan -cuando era presidente
electo-, el “Mandato para Liderazgo” (“Mandate for Leadership”), documento que Dans describió como un “trabajo colectivo por líderes del pensamiento conservador y ex integrantes de gobierno”.

El mandato “estableció una serie de recetas de política, agencia por agencia, para el presidente entrante”, señaló Dans, para agregar que “este libro, literalmente, ubicó al movimiento conservador y a Reagan, en la misma frecuencia”.

A continuación, reflexionó que, “ahora, no es 1980”, que, “en 2023, el juego ha cambiado”, sumado a lo cual, en un desvarío de extremismo ideológico, escribió que “la larga marcha del marxismo a través de nuestras instituciones, ocurrió”.

“El gobierno federal es un monstruo, convertido en arma contra los ciudadanos estadounidenses y los valores conservadores, con la libertad y la independencia asediadas como nunca antes”, siguió planteando.

“La tarea que nos ocupa -revertir esta marea y regresar, a nuestra República a su atracadero original- es demasiado grande como para que un solo generador de políticas sea la punta de lanza”, por lo que “requiere la acción colectiva de nuestro movimiento”, indicó.

“Nuestro objetivo consiste en reunir un ejército de conservadores alineados, investigados, y preparados, para que se pongan a trabajar, el Día Uno, para desconstruir el Estado Administrativo”, aclaró -de acuerdo con versiones periodísticas, los reclutados son, ya, decenas de miles-.

Respecto al Proyecto 2025, Harris advirtió, en la DNC, que “su resultado es, arrastrar, a nuestro país, de regreso al pasado”, pero afirmó, a continuación, tres fuertes veces consecutivas: “no vamos atrás”.

“Y estamos trazando un camino hacia adelante, hacia un futuro con una fuerte clase media, porque sabemos que una fuerte clase media siempre ha sido crítica para el éxito ce Estaos Unidos”, por lo que “construir esa clase media será un propósito definitorio de nuestra presidencia”, expresó.

“Y permítanme decirles: esto es personal, para mí”, porque “la clase media es de donde yo vengo”, aclaró.

“Mi madre mantuvo un presupuesto estricto”, contexto en el cual “vivimos dentro de nuestros recursos, pero no carecimos de mucho”, señaló, en una de varias incursiones en su historia personal -lo que incluyó referencias a Maya, su hermana menor, quien presenció, en la DNC, el mensaje de la candidata-.

“Y ella esperaba que nosotras aprovechásemos al máximo las oportunidades que se nos presentasen, y que fuésemos agradecidas por ello, porque -como no enseñó- la oportunidad no es disponible para todos”, relató, además.

“Es por eso que crearemos lo que yo llamo una economía de oportunidad: una economía en la que todos tengan la posibilidad de competir y una posibilidad de triunfar, aunque vivan en el área rural, un pueblo pequeño, o una gran ciudad”, anunció, en calidad de promesa.

“Ahora, comparen eso, con Donald Trump”, propuso, a continuación, para subrayar que “él no lucha, en realidad, por la clase media (…) en cambio, lucha por sí mismo y sus amigos billonarios, y va a darles otra ronda de beneficios tributarios que sumarán hasta cinco trillones de dólares a la deuda nacional”.

“Y, al mismo tiempo, tiene la intención de poner en vigencia lo que, en efecto, es un impuesto sobre las ventas -llámenlo un ‘impuesto Trump’- que elevaría los precios, para las familias de clase media, en casi cuatro mil dólares al año”, precisó, de inmediato.

“Bueno, en lugar de un aumento de impuesto Trump, nosotros aprobaremos una reducción de impuesto para la clase media que beneficiará a más de cien millones de estadounidenses”, anunció.

También en el ámbito nacional, abordó el polarizador tema del aborto, uno de los tabúes manipulados por la derecha y la ultraderecha, un área en la cual la presente mayoría conservadora de la Scotus -en particular el tercio trumpista- es responsable de haber desandado casi medio siglo en la historia de las conquistas sociales -en particular las referidas a las mujeres- en Estados Unidos.

Esos seis jueces determinaron, el 24 de junio de 2022, la eliminación del derecho al aborto en el país.

La misógina sentencia se refirió al caso conocido como Roe v. Wade, en el cual se enmarcó la emblemática acción judicial emprendida, en 1969, en el sureño estado de Texas, por Norma McCorvey -conocida por el seudónimo de Jane Roe-, quien demandó al entonces fiscal de Distrito, Henry Wade.

Roe actuó contra Wade, ya que, estando embarazada, procuró abortar, lo que era ilegal en Texas.

La mayoría progresista de ese momento en la Scotus, apoyó a la demandante, en el fallo sin precedente que dio a conocer el 22 de enero de 1973.

Sin embargo, 46 años después, el contingente cavernario empoderado de la corte -en relación de fuerzas 6-3- anuló la emblemática decisión de sus antecesores.

El fallo de 2022, determinó la aberración de que el aborto no es un derecho constitucional, llegando a la arbitraria conclusión de que, por lo tanto, corresponde, a cada uno de los cincuenta estados, legislar al respecto.

Eso tiene, a innumerables mujeres, desplazándose, entre estados, para ejercer lo que
-contrariamente a la estrechez intelectual del antiabortismo- es, incuestionablemente, un derecho.

Respecto al tema, Harris dijo, al aceptar la nominación, que “yo creo que Estados Unidos no puede ser verdaderamente próspero a menos que los estadounidenses estén en plenas condiciones de tomar sus propias decisiones sobre sus propias vidas, especialmente en asuntos de corazón y hogar”.

“Pero, esta noche, en Estados Unidos, demasiadas mujeres no están en condiciones de tomar esas decisiones”, reflexionó, a manera de denuncia.

“Y permítanme ser clara respecto a cómo llegamos aquí: Donald Trump eligió, a dedo, a miembros de la Suprema Corte de Estados Unidos, para que arrebaten la libertad reproductiva”, planteó, a continuación.

“Y, ahora, se jacta de ello”, agregó.

“En sus palabras -abro comillas-: ‘lo hice, y estoy orgulloso de haberlo hecho’ -cierre comillas-”, precisó.

“Bueno, les digo: durante dos años he viajado por nuestro país, y mujeres me han contado sus historias, esposo y padres, han compartido las suyas”, comenzó a relatar.

“Historias de mujeres sufriendo aborto espontáneo en un lote de estacionamiento, desarrollando septicemia, perdiendo la capacidad de volver a tener hijos, todo, porque los médicos tienen miedo de ir a la cárcel por asistir a sus pacientes”, siguió narrando.

Además, “parejas tratando de tener su familia, interrumpidos sus tratamientos FIV (fertilización in vitro) ”, así como menores quienes han sufrido agresión sexual potencialmente obligadas a llevar su embarazo a término”.

“Eso es lo que está ocurriendo en nuestro país, por causa de Donal Trump”, denunció.

“Y, entiendan: no ha terminado”, advirtió.

“Como parte de su agenda, él y sus aliados limitarán el acceso al control natal, prohibirán medicamentos abortivos, y pondrán en vigencia una prohibición nacional contra el aborto, con o sin el Congreso”, reveló.

“Y vean esto, vean esto: proyecta crear un coordinador nacional antiaborto, y obligar, a los estados, a informar sobre abortos espontáneos y abortos”, puntualizó.

“Sencillamente expresado: están fuera de sus mentes”, aseguró.

Ante ello, “uno, debe preguntar: por qué, exactamente, es que no confían en las mujeres?”, agregó, para responder: “bueno, nosotros confiamos en las mujeres, nosotros confiamos en las mujeres”.

“Y, cuando el congreso apruebe una ley para restablecer la libertad reproductiva, como presidenta de Estados Unidos, orgullosamente, la firmaré como ley”, prometió.

Harris también presentó una radiografía de lo que considera como el significado de la votación estadounidense en noviembre, en materia de derechos humanos.

“En esta elección, muchas otras libertades fundamentales están en juego: la libertad de vivir sin violencia arada en nuestras escuelas, comunidades, y lugares de fe; la libertad de amar a quien uno ama, abiertamente y con orgullo; la libertad de respirar aire limpio, y beber agua limpia,, y vivir libre de la contaminación que alimenta la crisis climática”, planteó.

“Y la libertad que destraba a todas las otras: la libertad de votar”, agregó.

Para transmitir, con plena intensidad, su mensaje, Harris se apoyó, considerablemente -en particular, al inicio de la alocución-, en su historia personal y familiar.

“La senda que me ha traído aquí en semanas recientes, fue, sin duda, inesperada, pero yo no soy ajena a recorridos improbables”, reflexionó.

“Mi madre -nuestra madre-, Shyamala Harris, tuvo la suya”, aseguró.

“Mi madre tenía 19 años, cuando cruzó el mundo, soa, viajando de India a California”, y, “cuando terminó la escuela (facultad universitaria), se suponía que regresaría a casa, a un tradicional matrimonio arreglado”, siguió narrando.

“Pero, según el destino dispondría, conoció mi padre, Donald Harris, un estudiante de Jamaica, se enamoraron y se casaron, y ese acto de autodeterminación nos hizo a mi hermana -Maya- y a mí”, expresó.

“Pero la armonía entre mis padres no duró”, y “cuado yo estaba en la escuela primaria, se separaron, y fue principalmente mi madre, quien nos crió”, de acuerdo con su relato.

En cuanto a su padre, dijo que “desde mis primeros años, me enseñó a no tener miedo”.

Respecto a su madre, narró que, antes de adquirir una casa, las tres compartieron un pequeño apartamento en un sector angelino de clase trabajadora, en el Área de las Bahía de San Francisco (San Francisco Bay Area) –también conocida como el Área de la Bahía (Bay Area)-.

“Ella era fuerte, valiente, una pionera en la lucha por la salud de las mujeres, y ella nos enseñó, a Maya y a mí, una lección (…) nos enseñó a nunca quejarnos de la injusticia sino a hacer algo al respecto”, expresó.

“También nos enseñó: ‘y nunca haga nada a medias (half-assed)’”, agregó, usando una expresión popular un tato vulgar, y aclarando, entre risas suyas y del público, que “eso es una cita textual”.

La aspirante presidencial también refirió que “crecí inmersa en los ideales del Movimiento de Derechos Civiles (Civil Rights Movement)” estadounidense, principalmente enfocado en los derechos de la población negra.

“Mis padres se conocieron en una actividad de derechos civiles, y se aseguraron de que aprendiésemos sobre los líderes de los derechos civiles, incluidos los abogados -como Thurgood Marshall y Constance Baker Motley-, los que batallaron en los tribunales para hacer real la promesa de Estados Unidos”.

“Entonces, siendo joven, decidí que yo quería hacer ese trabajo, yo quería ser abogada”, y “me convertí en fiscala (…) porque creo que todos tienen derecho a seguridad, a dignidad, y a justicia”.

“Como fiscala, cuando tenía un caso, lo presentaba no en nombre de la víctima sino en nombre del pueblo, por una sencilla razón: en nuestro sistema de justicia, un daño contra cualquiera, es un daño contra todos nosotros”, puntualizó.

“Y, frecuentemente, yo explicaría esto, a los sobrevivientes de crímenes, para recordarles que nadie tendría que ser obligado a pelear solo: etanos, todos, juntos en esto”, subrayó.

“Y, todos los días en los tribunales, estuve, orgullosamente, frente a un juez, y diría cinco palabras: “Kamala Harris, por el pueblo” (“Kamala Harris, for the people”), dijo.

“Y permítanme decir: “sé que hay gente de varias visiones políticas observando hoy, y quiero que sepan que prometo ser una presidenta para todos los estadounidenses”, expresó.

Y, de inmediato, formuló una nueva y obviamente directa alusión a la autocrática y delictiva conducta de Trump, en medio del masivo aplauso que la interrumpió, recurrentemente, en su alocución de aproximadamente 40 minutos.

“Ustedes pueden siempre confiar en que pondré al país por encima de partido y persona; que mantendré sagrados los principios fundamentales de Estados Unidos, desde el Estado de Derecho hasta elecciones libres y limpias, hasta la pacífica transferencia del poder”, subrayó.

Y, al declarar que “acepto que ustedes me nominen para ser presidenta de los Estados Unidos de américa”, enumeró las razones de su decisión.

Dijo que lo hacía “en nombre del pueblo; en nombre cada estadounidense, sin perjuicio de partido, raza, género, o el idioma que su abuela hable; en nombre de mi madre y todos quienes hayan emprendido su propia senda improbable”.

Igualmente, “en nombre de estadounidenses como las personas con quienes me crie
-personas quienes trabajan duro, persiguen sus sueños, y se cuidan mutuamente; en nombre de todos cuya historia sólo podría escribirse en la más grande nación de la Tierra”.

Pareciera que la intensidad del mensaje de Harris, hizo sonar todas las alarmas en el territorio electoral trumpista.

Además de las habituales estupideces ofensivas que lo caracterizan, Trump se descontroló, el 25 de agosto -tres días después del discurso de la candidata-, en la red social X, a la que regresó -luego de la metamorfosis de Twitter, a raíz de la adquisición, por parte del insoportable multimillonario trumpiano Elon Musk-.

En el lapso de virtualmente cuatro horas, colgó seis mensajes en los que insultó a Biden, a Harris, al candidato vicepresidencial demócrata Tim Waltz, además de que manejó manipuladoras interpretaciones de la realidad tanto estadounidense como mundial

“Quién está negociando por nosotros en Oriente Medio?”, preguntó en el primer mensaje, agregando que “hay bombas cayendo en todos lados! El Somnoliento Joe (Sleepy Joe) está durmiendo en una Playa en California, vilmente Exiliado por los Demócratas, y la Camarada Kamala (Comrade Kamala) está haciendo una campaña en autobús, con Tampón Tim (Tampon Tim), su verdaderamente mala opción de VP (vicepresidente). No tengamos la Guerra Mundial III, porque ahí es adónde nos dirigimos”.

En este mensaje, al referirse a “Tampón Tim”, incurrió en lo que algunos agresores machistas suelen hacer: atacan a una mujer mediante un insulto que ellos consideran denigrante para un hombre vinculado a ella.

Once minutos después, escribió -todo, en mayúsculas- respecto a la fecha de las próximas elecciones estadounidenses: “el 5 de noviembre es el día más importante en la historia de Estados Unidos!”.

Transcurridas tres horas, aseveró: “no habrá futuro bajo la Camarada Kamala Harris, porque ella nos llevará a la Guerra Mundial Nuclear!!! Ella nunca será respetada por los Tiranos del Mundo!”.

Segundos después, afirmo que “Kamala y sus ‘manejadores’ están tratando de hacer que suene como que yo soy el presidente en ejercicio, de modo que ellos puedan echarme a la culpa a mí por el fracaso de las pasados cuatro años”.

A los dos minutos de eso: “la Camarada Kamala va a obliterar la Seguridad Social y Medicare regalándolo a los Millones de Inmigrantes ilegales quienes están infiltrando nuestro País!”.

Y el broche de oro de esa serie de desquiciados exabruptos: “si ustedes piensan que las cosas están caras ahora, van a estar 100 veces PEOR si Kamala consigue cuatro años como Presidente”.

“Bajo su plan, Kamala implementará Controles de Precios Estilo SOVIÉTICO”, agregó, en alusión al supuesto extremismo de izquierda -y hasta comunismo- que la ultraderecha republicana -incluido el sector trumpista- atribuye a Harris.

“Ella abolirá la atención médica privada, y hará, que las ridículas política tributarias de California sean la ley de la tierra, lo que significa que a CADA estadounidense se le aplicara impuesto de hasta 80% de sus ingresos”, aseveró.

En el cierre del aluvión de expresiones demenciales y absolutamente infundadas, formuló una manipuladora recomendación: “Si ustedes quieren más DINERO y menos IMPUESTO, VOTEN TRUMP!!!”.

Trump está, ahora, enfrentado a otro motivo de preocupación: un posible debate con Harris.

Se trata del segundo de los dos choques inicialmente programados entre Biden y Trump, ahora, repentinamente convertido en una confrontación entre Harris y Trump.

El primero, fue catastrófico para Biden, y determinó su retiro de la contienda electoral.

El segundo tiene, ahora, la perspectiva de desastre para Trump, si es que el misógino autócrata opta por aceptar el reto, y correr el riego de ser puesto en su lugar, públicamente, y sin piedad -nada menos que por una mujer, quien, además, es hija de inmigrantes no europeos-.

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