Golpe a las finanzas del régimen Ortega-Murillo

Es semana el régimen de los Ortega-Murillo sufrió un duro golpe a los ingresos financieros que sostienen en el poder a la pareja presidencial en Nicaragua, tras el anuncio de los Estados Unidos de bloquear toda asistencia no humanitaria y de comercio, así como de votar en contra de préstamos del FMI para Nicaragua, lo que representa un duro golpe a un régimen totalitario y represivo, significativo triunfo para la oposición nicaragüense exiliada, sobre esto detalla a Informativo JBS, Félix Maradiaga Presidente de la Fundación para la Libertad de Nicaragua.

Esta semana hemos visto golpes importantes a la billetera de la dictadura sandinista de los Ortega Murillo, cuyo acceso a recursos financieros internacionales le está siendo limitado. El anuncio de Estados Unidos de bloquear toda asistencia no humanitaria y de comercio, así como de votar en contra de préstamos del FMI para Nicaragua, representa un golpe para un régimen que depende de estas vías financieras. El acceso a fondos del FMI ha sido crucial para Ortega, ya que le permite financiar su estructura represiva.

Félix Maradiaga, Presidente de la Fundación para la Libertad de Nicaragua
Félix Maradiaga, Presidente de la Fundación para la Libertad de Nicaragua

Sin estos fondos se le complicará aún más mantener su red clientelista. Esta sanción se suma a lo que ya hemos visto en el Banco Centroamericano de Integración Económica, el BESIE, donde se tomaron acciones legales contra Dante Mossi, el expresidente del banco que operaba como el banquero de Ortega. Mossi, cercano al régimen, había facilitado préstamos clave para mantener a flote la dictadura.

Su salida deja al dictador aún más expuesto y con menos vías de financiamiento internacional. A este panorama se agrega la humillación de que incluso antiguos aliados, como el presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, le haya retirado el ansiado apoyo. Ortega apostaba fuertemente por unirse al bloque BRICS para obtener acceso a su banco y evadir las sanciones internacionales, pero el veto de Lula ha cerrado esa puerta.

La diplomacia orteguista no logró lo que tanto deseaba, formar parte del BRICS y así acceder a los recursos del banco de ese bloque. Para colmo, la participación de la delegación de Ortega en la Asamblea General de la ONU fue un absoluto fracaso. El régimen intentaba proyectar una imagen de resistencia y obtener nuevos apoyos, pero en lugar de eso salió aún más aislado, sin poder ampliar sus alianzas y con un creciente rechazo internacional.

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