El Gobierno de Costa Rica, en un intento por aliviar el congestionamiento vial en la Gran Área Metropolitana (GAM), amplió hasta el 31 de marzo una directriz que insta a las instituciones del sector público a implementar el teletrabajo. Esta medida surge en respuesta a las importantes obras viales que se desarrollan en diversas rutas del país.
La directriz, firmada por el presidente Rodrigo Chaves y publicada el pasado 7 de enero en el Diario Oficial La Gaceta, abarca múltiples cantones de las provincias de Alajuela, Heredia, Cartago y San José, regiones afectadas por trabajos en la carretera Florencio del Castillo y otras rutas estratégicas.
La apuesta por el teletrabajo
El teletrabajo, promovido inicialmente como una respuesta a la pandemia de COVID-19, se ha consolidado como una herramienta eficaz para garantizar la continuidad laboral y reducir el impacto negativo de los desplazamientos. Al mantener a las personas laborando desde sus hogares, no solo se disminuye el tráfico, sino también el estrés de los trabajadores y el gasto en transporte.
Para los sindicatos, esta directriz representa un reconocimiento de la necesidad de adaptar las condiciones laborales a las realidades del país. Sin embargo, también pone sobre la mesa interrogantes sobre la equidad de acceso al teletrabajo.
Zonas afectadas e impacto vial
Los cantones incluidos en la directriz abarcan una amplia extensión de la GAM:
- Alajuela: Alajuela, Atenas, Grecia, Naranjo, Palmares, Poás, San Ramón, Sarchí, Zarcero y zonas aledañas.
- Heredia: Barva, Belén, Heredia, Santa Bárbara, Santo Domingo, San Isidro, San Joaquín, San Pablo, San Rafael y zonas aledañas.
- Cartago: Todos los cantones.
- San José: Curridabat.
Las obras en estos sectores, aunque necesarias, han generado un caos vehicular que afecta a miles de trabajadores. La ampliación del teletrabajo busca mitigar este impacto.
Retos y oportunidades
Esta medida abre un espacio para discutir la modernización de las condiciones laborales en el sector público y privado. Sin embargo, no debemos ignorar los desafíos:
- Desigualdad de acceso: No todos los trabajadores tienen las herramientas o el espacio adecuado para teletrabajar.
- Cargas laborales: Sin supervisión directa, algunos empleados enfrentan una sobrecarga de trabajo, mientras que otros podrían experimentar aislamiento laboral.
- Futuro del teletrabajo: ¿Será esta directriz un paso hacia una política laboral más flexible y permanente?
La voz de los sindicatos
Esta medida no se debe utilizar como excusa para reducir personal en las oficinas o debilitar la sindicalización. Es crucial que el teletrabajo sea una herramienta de bienestar, no un mecanismo para precarizar las condiciones laborales.
Al final del día, esta directriz no solo responde a una necesidad vial; también es una oportunidad para redefinir la forma en que trabajamos y nos movemos en un país que lucha por un equilibrio entre desarrollo y calidad de vida. La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué podemos aprender de esta experiencia para construir un futuro laboral más inclusivo y sostenible?.