Voces de Dignidad

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Naciones Unidas / 80 Asamblea General

La humanidad reivindicada: Petro llama a la revolución popular mundial y a la refundación de Naciones Unidas, pone en evidencia a un tirano.

La crisis climática que golpea al planeta -y que no tiene miras de ser detenida, en el corto plazo-, puede superarse mediante la consolidación de una revolución popular mundial, en cuyo marco es imprescindible que la humanidad -en lugar de las autoridades gubernamentales- dialogue, unida y sin imposiciones.

Ello debe reflejarse, por ejemplo, en la necesaria renovación de Naciones Unidas como la organización universal que es, refundación que urge y que, necesariamente, tiene que ser democrática y dialogante en la diversidad.

Al exponer esa línea de racionamiento lógico, el presidente de Colombia, el ex guerrillero y ex legislador Gustavo Petro, formuló reiterados toques de alarma respecto a la peligrosamente crítica situación ante la cual el mundo se encuentra -dramáticamente agudizada a partir del tóxico regreso de Donald Trump a la Casa Blanca-.

El líder latinoamericano compartió, con la comunidad internacional, su planteamiento, al hablar, el 23 de setiembre, durante la 80 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, específicamente en la primera jornada de la Semana de Alto Nivel -participación de jefes Estado y de gobierno, o sus representantes-, que, este año, se desarrolló del 23 al 29 de setiembre.

En coincidentes términos se expresó el presidente de Chile, el también izquierdista Gabriel Boric, en cuya opinión, el diálogo, como característica básica de la organización mundial, debe prevalecer en calidad de antídoto a la violencia.

Durante el mensaje de aproximadamente 40 minutos que compartió con la comunidad internacional, Petro aseguró que “posible es una revolución mundial de los pueblos, lo que se necesita para superar, positivamente, la crisis climática, y no dejarla legar, de crisis, a colapso global”,

“Es una revolución de los pueblos unidos, de las civilizaciones, que tienen que dialogar más que los estados mismos, es una revolución de la humanidad, para seguir viva en el planeta -y libre-, quizás aliada a algunos gobiernos que quieran defender la vida”, explicó.

“Naciones Unidas ve su crisis y la necesidad de su transformación”, agregó, para precisar que, “aquí, se reúnen estados-nación que ya no tienen poder; que, por mucho que voten, no se les hace caso, porque el estado-nación ha llegado, también, a su decadencia quizás final”.

En ese sentido, Boric -quien antecedió a su colega colombiano, como orador- aseguró que “el mundo necesita un verdadero diálogo, diálogo entre distintos, entre quienes tienen visiones diferentes, del mundo”.

“Para eso, justamente, fueron creadas estas Naciones Unidas: para dialogar, y decidir que la barbarie no es aceptable, que los derechos humanos se deben respetar sin importar ideologías -ni de víctimas ni de victimarios-, que el Derecho Internacional es la garantía de que primará, siempre, la razón por sobre la fuerza.

“El opuesto a ese diálogo, es la mentira y el silencio, y, ambos, nos llevan a la soledad más profunda”, reflexionó, a manera de advertencia -y en obvia alusión a Trump, quien habló horas antes, y en previsión de lo que diría, tres días después, el criminal/corrupto primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu-.

“Entonces, cuál es nuestra tarea, hoy?”, preguntó, para responder: “trazar y caminar hacia el futuro que queremos, como humanidad, y trabajar por unas Naciones Unidas que nos lleven a esa senda”.

Boric aseguró que, “hoy, el mundo necesita de voces fuertes y claras que defiendan el compromiso de democracia siempre, sin matices, sin excusas”, y subrayó que “sostener la vida en la Tierra, es una tarea que debemos asumir, con urgencia y con responsabilidad”.

Por su parte, Petro destacó que “la humanidad es el nuevo sujeto político que aparece -no el estado-nación-, y, por tanto, Naciones Unidas se tiene que volver y transformar en una humanidad unida, aunque diversa”.

“Está apareciendo un nuevo sujeto político, en la historia humana, y es importante -y me parece espectacular-, y es que superamos la idea del estado-nación, para convertirnos en humanidad”, dijo.

“Pero esa humanidad -para que esté unida y sea única en la acción-, debe tener democracia en todo el mundo, tiene que tener diálogo permanente en medio de la diversidad”, aseguró, para, de inmediato, indicar que esa “es la diferencia que nos impulsa, la posibilidad de una coordinación eficaz de la acción a escala mundial: humanidad que dialoga”.

“Sí, humanidad civil. Sí, humanidad profundamente democrática. Sí, ojalá, una humanidad de personas libres -que es su definición, su sinónimo-, porque no puede haber humanidad esclava”, reflexionó.

“La humanidad esclava, no es humanidad: es bestia, es bestia del que esclaviza, pone cadenas a migrantes, lanza misiles sobre jóvenes, acribilla, con misiles, a niños y niñas en un poblado muy cerca de donde nació Jesús”, advirtió.

Petro hizo, así, alusión, por una parte, a la brutal política antinmigrante con la cual el régimen de Trump perpetra la xenofóbica/racista cacería humana, violadora de los derechos humanos.

También aludió a los ataques militares que la dictadura trumpista lanza, desde setiembre, contra lanchas rápidas -cuatro, con saldo de 21 bajas fatales, al momento de redacción de esta nota- mientras navegan el Caribe Sur -frente a la costa de Venezuela-, argumentando -por supuesto que sin demostrarlo-, que, con misiles, está destruyendo, narcoembarcaciones.

Y se refirió al genocidio que, desde la noche del 7 de octubre de 2023, el régimen sionista/imperialista israelí perpetra contra la palestina Franja de Gaza -habiendo matado, hasta ahora, algo más de 66 mil víctimas fatales, niños y mujeres en abrumadora mayoría-.

Respecto a las autoridades estadounidenses responsables de la persecución antinmigratoria, aseguró -en su extensa/fuerte/fundamentada crítica de Trump-, que “hoy, hacen lo mismo que Hitler: construyen campos de concentración para migrantes (…) y dicen que son de una raza inferior -los migrantes-, y colectivizan culpas, en ellos, como (los nazis) hicieron con los judíos, y los llaman terroristas, e inferiores, y ladrones, narcotraficantes todos”.

El gobernante colombiano hizo, así, mención del dictador alemán (1943-1945) Adolf Hitler, lo mismo que del campo para reclusión inaugurado, el 3 de julio de 2025, en el extremo sur del sudoriental estado de Florida, con el propósito de encerrar a migrantes violentamente secuestrados por los temidos agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, ICE).

En cuanto a la satanización trumpista de los inmigrantes venezolanos, aseguró que la fijación con la organización delictiva Tren de Aragua no obedece a consideraciones de seguridad nacional estadounidense sino a “bloquear a Venezuela, y quedarse con su petróleo”.

Pero subrayó que “los migrantes no son delincuentes, no tienen que llevarlos a campos de concentración, y expulsarlos encadenados”, en referencia a los extranjeros detenidos en Estados Unidos quienes son deportados a otros países -destacándose, entre éstos, El Salvador-.

La dictadura del salvadoreño Nayib Bukele -aliada clave, en Centroamérica, de su contraparte estadounidense-, está recibiendo a centenares de migrantes secuestrados por ICE, a quienes encierra en el monumental campo de concentración denominado Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) -instalación de reclusión donde los derechos humanos son brutalmente violados-.

En cuanto la alardeada lucha antinarco del régimen estadounidense, Pero aclaró que “Trump lanza misiles sobre lanchas, desarmadas, de emigrantes, y los acusa de narcotraficantes y terroristas (…) cuando los narcotraficantes (…) hacen acuerdos con la DEA, donde les permiten traficar en África, en Europa, Rusia, o China, pero no en los Estados Unidos”.

DEA es la sigla, en inglés, la estadounidense Administración de Control de Drogas (Drug Enforcement Administration), cuyo cometido oficial es el de “cumplir las leyes y los reglamentos de Estados Unidos, sobre sustancias controladas”.

También tiene el mandato formal de “llevar, ante el sistema penal y civil de Estados Unidos, o cualquier otra jurisdicción competente, a aquellas organizaciones, y principales miembros de organizaciones, involucrados en cultivar, manufacturar, o distribuir sustancias controladas que aparecen en, o son destinadas a, tráfico ilícito en Estados Unidos”.

Al describir la verdadera naturaleza del régimen trumpista, el mandatario sudamericano señaló que “los Estados Unidos ya no enseñan democracia sino que la matan, en sus migrantes, y (en) su codicia”.

También planteó, en calidad de incuestionable denuncia, que, en Estados Unidos, “la migración es una excusa para que una sociedad rica, blanca, y racista se crea la raza superior, y no mire que sus dirigentes la llevan -con toda la humanidad- al abismo de su propia extinción”.

“Dicen que los misiles en el Caribe eran para detener las drogas. Mentira”, expresó.

“Dicho aquí, en este mismo sitio (…) 2023 y 2024 fueron los años donde más cocaína se incautó (en Colombia), y más de 700 capos del narcotráfico fueron extraditados a Estados Unidos y Europa”, precisó, para aclarar que “los extradité yo, y la cocaína la incautó mi gobierno”.

“Y no tiramos in sólo misil, ni asesinamos ningún joven”, aseguró.

Fueron “los años donde probé que es más eficaz sustituir, voluntariamente (…) los cultivos de hoja de coca, que erradicarla, forzadamente, con glifosfato y fuerza sobre los campesinos pobres de Colombia”, explicó.

“He cambiado la fracasada y violenta guerra contra las drogas, por una eficaz política antinarcotraficante”, indicó.

Y, en alusión a las autoridades estadounidenses, señaló, en calidad de acusación, que “necesitan violencia para dominar a Colombia, y América Latina, necesitan destruir el diálogo e imponer y lanzar misiles asesinos sobre jóvenes pobres en el Caribe”.

De modo que “la política antidrogas no es para detener la cocaína que llega a los Estados Unidos: la política antidrogas es para dominar los pueblos del sur; no mira la droga, mira el poder y la dominación”, siguió reafirmando.

En tal contexto, “el gobierno de Estados Unidos (…) está influenciado por políticos de poder colombianos mafiosos”, y, “a centenares de miles de campesinos colombianos los han masacrado, como masacran a niños en Gaza”, enfatizó.

“Las masacres fueron hechas, en Colombia, por políticos que eran senadores, presidentes, ministros, ligados y sobornados por la mafia colombiana del narcotráfico, aliados, al mismo tiempo, a la extrema derecha de la Florida, en Estados Unidos, y, ahora, aliados al gobierno de Trump”, siguió precisando.

“Aliados, desde hace décadas, a los capos del narcotráfico de la cocaína en Colombia (…) hacen su política antidrogas, desde Washington, Estados Unidos”, agregó, para plantear que “no sé si Trump sepa que su política exterior hacia Colombia, Venezuela, y el Caribe es asesorada por colombianos que son aliados políticos de la mafia de la cocaína”.

“Yo mismo, denuncié, con nombre propio, a estos políticos de paramilitarismo narcotraficante, con nombre propio, y por una década, en el Congreso de la República, siendo senador, y me quisieron matar, muchas veces, por ello, y quisieran que no fuera presidente, y me callara, y me silenciara”

Petro fue senador (2006-2010, 2028-2022), tras haberse desempeñado como diputado (1991-1994, 1998-2002, 2002-2006), en el bicameral parlamento del andino país sudamericano.

“Quieren que (en Colombia) no continue un nuevo gobierno progresista”, agregó, en referencia al hecho de que su administración cubre el cuatrienio 2022-2026.

“No quieren que se haga luz en la América Latina, y llegue, de nuevo, la hora de los pueblos”, agregó, coincidiendo con la expresión usada en 1968 por el ex presidente argentino (1946-1952, 1952-1955, 1973-1974) general Juan Perón -quien continúa siendo un referente político latinoamericano-.

“La hora de los pueblos” es el título del libro en el cual Perón planteó, precisamente, que “comienza ya ‘la hora de los pueblos’, caracterizada por la liberación de las naciones del yugo opresor de los imperialismos como por la supresión de la injusticia social”.

El libro fue publicado en 1968, en Madrid, mientras Perón se hallaba exiliado (1955-1972) en España, y cuando América Latina era gobernada, en gran medida, por sanguinarias y corruptas dictaduras militares, y también por gobiernos civiles, en todos los casos, con apoyo de Estados Unidos, dominación en respuesta a la cual surgieron, en diferentes países, movimientos guerrilleros.

Respecto a la provocadora destrucción de lanchas frente a la costa venezolana, Petro reafirmó que “los jóvenes asesinados con misiles, en el Caribe, no eran del Tren de Aragua (…) ni de Hamas: eran caribeños, posiblemente colombianos”.

“Y, si fueron colombianos -con el perdón de quienes dominan las Naciones Unidas-, debe abrirse proceso penal contra esos funcionarios que son de los Estados Unidos, así se incluya al funcionario mayor que dio la orden, el presidente Trump, que permitió los disparos de los misiles contra los jóvenes que, simplemente, querían escapar de la pobreza”, planteó.

Y, a continuación, aclaró: “jóvenes en una lancha, si tuvieran un cargamento ilícito, no eran narcotraficantes: eran simples jóvenes pobres de la América Latina que no tienen otra opción”.

Petro amplió su mensaje de dignidad, esforzándose por llevarlo a las tropas estadounidenses involucradas en acciones armadas trumpistas, cuando habló, tres días después, durante una actividad pública, en Nueva York -la nororiental ciudad estadounidense que aloja a la sede de Naciones Unidas-, contra el genocidio que tiene lugar en Gaza.

La actividad tuvo mayoritaria -si no exclusiva- presencia de ciudadanos estadounidenses, quienes, repetidamente, lo aclamaron, además de que corearon -en algunos casos, en español- consignas tales como la tradicional “el pueblo, unido, jamás será vencido!”, además de “Viva, viva, Palestina!”.

“Desde aquí, desde Nueva York, le pido, a todos los soldados del Ejército de los Estados Unidos, no apuntar, contra la humanidad, sus fusiles”, exhortó.

“Desobedezcan la orden de Trump, obedezcan la orden de la humanidad”, agregó.

“Yo mismo, me arrodillé, como cristiano, ante las tumbas de miles de soldados norteamericanos que murieron en los campos de Europa, luchando contra Hitler”, señaló, en alusión a la Segunda Guerra Mundial (1936-1945), y al tirano alemán.

Esos combatientes, “en una gran alianza con pueblos de todo el mundo, con resistencias (agrupaciones civiles armadas), dieron y escribieron una página de heroísmo, y derrotaron a Hitler y el gran peligro que éste blandía contra la humanidad”, agregó.

“Hoy, es lo mismo (…) hoy, también, la humanidad tiene que alzarse por la sagrada causa de la libertad”, de modo que, ahora, los soldados, “tanto de Israel como de los Estados Unidos, apunten sus fusiles, no hacia la humanidad sino hacia los tiranos, y hacia los fascistas”, reafirmó.

En referencia al recurrente veto estadounidense, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a diferentes propuestas de resolución a favor del fin de la agresión antipalestina, Petro expresó: “creo que (…) se acabó la diplomacia”.

Y, de inmediato, explicó que “la historia de la humanidad nos ha mostrado, durante milenios, que, cuando la diplomacia se acaba, hay que pasar a otra fase de la lucha”.

El presidente colombiano también subrayó que “lo que ocurre, en Gaza, es un genocidio
-no hay que decirlo de otra manera-, es para desaparecer al pueblo palestino, y, cuando hay genocidio, se comete un crimen contra la humanidad”.

La reacción Maga, fue inmediata, en la forma de una escueta declaración del Departamento de Estado, difundida, en inglés y en español -en el segundo caso, traducida mediante inteligencia artificial-, en la red social X.

“Hoy temprano, el presidente colombiano Gustavo Petro se paró en una calle de Nueva York instó a los soldados estadounidenses a desobedecer las órdenes e incitar a la violencia”, afirmó.

“Revocaremos la visa de Petro debido a sus acciones imprudentes e incendiarias”, anunció, a continuación.

Durante su participación en la asamblea general, el líder latinoamericano dio un fuerte mensaje a la comunidad internacional: “no hay raza superior, señores, no hay pueblo elegido de Dios”.

“No lo es ni Estados Unidos ni Israel”, aseguró, para señalar que “ignorantes fundamentalistas de extrema derecha, piensan así”, cuando, en realidad, “el pueblo elegido de Dios es la humanidad”.

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