La inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral sigue siendo un desafío global, según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), divulgado el pasado 28 de agosto. A pesar de que aproximadamente 1300 millones de personas en todo el mundo viven con algún tipo de discapacidad, su integración en el ámbito laboral continúa siendo limitada y acompañada de disparidades significativas en los ingresos.
El informe titulado “Un estudio sobre los resultados laborales y salariales de las personas con discapacidad” revela que las personas con discapacidad no solo enfrentan mayores tasas de desempleo, sino que también, cuando logran conseguir empleo, tienden a ganar un 12% menos por hora en comparación con sus contrapartes sin discapacidad. Esta brecha salarial es aún más pronunciada en los países de ingresos bajos y medianos bajos, alcanzando un 26%.
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es que gran parte de esta desigualdad no puede ser explicada por factores como la educación, la edad o el tipo de trabajo. Este descubrimiento subraya la persistente discriminación y los prejuicios que afectan a este grupo poblacional en el mundo laboral.
El estudio también destaca que las mujeres con discapacidad enfrentan una doble desventaja, ya que además de la brecha salarial por discapacidad, también sufren una considerable brecha salarial de género. En los países desarrollados, esta diferencia entre mujeres y hombres con discapacidad es del 6%, mientras que en los países en desarrollo es del 5%.
La participación laboral de las personas con discapacidad sigue siendo alarmantemente baja, con solo tres de cada diez personas con discapacidad activas en el mercado laboral. Este dato refleja el lento avance hacia una mayor inclusión, a pesar de los esfuerzos internacionales para mejorar las condiciones de este grupo.
La OIT sugiere que la tendencia de las personas con discapacidad a trabajar por cuenta propia podría ser una respuesta a la flexibilidad que ofrece este tipo de empleo, así como un medio para evitar la discriminación que enfrentan en empleos convencionales. Sin embargo, esta opción no debe ser vista como una solución definitiva, sino como un indicativo de la falta de adaptaciones en el entorno laboral tradicional.
Para enfrentar estas barreras, la OIT propone una serie de medidas, incluyendo la mejora de la accesibilidad en los procesos de reclutamiento en línea, el incremento del apoyo a los empleadores que contratan a personas con discapacidad, y la implementación de adaptaciones en el lugar de trabajo que faciliten su desempeño laboral.
El informe también recuerda la importancia de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2006, que reafirma el derecho de las personas con discapacidad a trabajar en igualdad de condiciones con los demás. Esto incluye la oportunidad de elegir o aceptar libremente un trabajo en un entorno inclusivo y accesible.
A pesar de la relevancia de estos temas, el informe señala que los estudios sobre los resultados laborales de las personas con discapacidad a nivel global y regional son escasos, lo que dificulta una comprensión completa de las causas y consecuencias de la brecha de empleo que enfrentan.
Es crucial que los factores como la educación y la experiencia sean considerados al analizar las brechas laborales de discapacidad, ya que estos son fundamentales para diseñar políticas efectivas que apoyen a este grupo en el mercado laboral.
Finalmente, la OIT insta a los gobiernos y empleadores a implementar políticas que incluyan subsidios salariales y apoyo financiero para adaptar los lugares de trabajo, como parte de un esfuerzo global para reducir las desigualdades y fomentar la inclusión laboral de las personas con discapacidad en todo el mundo.
